『¢αριтυℓσ XLI』

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—Has crecido tanto —comenzó a decir con una falsa sonrisa melancólica—, por supuesto que sólo de años, porque de estatura sigues igual.

Jimin estaba inmóvil.

No sabía cómo reaccionar ante la persona frente a él. No sabía si sentirse dolido o furioso, ya que él hombre frente a él, fue la persona que más daño le ha hecho, y no solo a él, sino que también a su madre.

Después de tantos años de goles y palabras hirientes, el hombre por fin los había dejado en paz. Su madre y él, habían logrado superarlo, pero justamente ahora, cuando comenzaba a sentir la felicidad completa, llegaba él.

—Woozi. —Arrastró las palabras.

—Los modales hijo, los modales ante todo —gruñó ante la forma tan despectiva en la que su hijo se había referido a él.

—A la mierda con los modales.

—Tal vez tú madre no te haya enseñado lo que es el respeto, pero ahora verás cómo yo si soy un buen anfitrión. —Sonrió con maldad— Te llevaré para que aprecies lo que pasara dentro de unos minutos.

—¿De qué diablos hablas?—preguntó confundido—, ¿dónde está Jungkook?

Jimin aún seguía sin entender por qué su “Padre” estaba involucrado en la desaparición de Jungkook, y posiblemente también en la de Namjoon, pero de algo estaba seguro... nada de esto parecía ser algo bueno.

—Oh, hablas de mi futuro omega —dijo con una sonrisa cínica.

El alfa aulló molesto en su interior. El tan solo pensar en Jungkook con alguien más, le ponía furioso. Jeon Jungkook era suyo y de nadie más. Jimin jamás permitiría que ese hombre marcará a Jungkook, ni que le tocase un solo cabello, porque entonces sería capaz de hacer cualquier cosa. Nadie se metía con lo suyo.

—Sobre mi cadáver —gruñó.

Woozi chasqueó la lengua molesto. Tenía las esperanzas de que su hijo no amara al omega, y así poder llevar a cabo su objetivo. Pero al ver la furia en los ojos de Jimin, todo cambió; es allí donde supo que tendría que actuar por las malas, porque nadie iba a entrometerse en sus planes, y menos su hijo.

No importaba si tenía que hacer cosas que no quería hacer, porque a pesar de todo, ese chico llevaba su sangre; sin embargo sus planes eran más importantes.

—Si así lo prefieres...

Woozi trono sus dedos, y en menos de un segundo, tres alfas de estaturas enormes aparecieron por los costados del alfa mayor. Los tres alfas se dirigieron rápidamente hacia Jimin, y sin nada de esfuerzo, lo tomaron de los brazos y comenzaron a arrastrarlo por el largo pasillo. Jimin se revolvía furioso en las manos de esos alfas, a pesar de que la diferencia de tamaño y peso era enorme.

Trató de soltarse del alfa que iba agarrando su brazo derecho para poder sacar el arma que llevaba escondida en su espalda baja, pero su intento fue un fracaso, esos hombres parecían unos titanes a la par suya. Unos pocos segundos bastaron para poder llegar hasta una puerta grande y color caoba. Parecía de metal, pero el alfa no estaba muy seguro.

Woozi, quien iba adelante, abrió la puerta con una sonrisa muy extensa para su gusto; desde que Jimin lo había visto, este no había parado de sonreír, algo que era poco común en los Park.

—Tras esta puerta, están mis futuros —comentó con sus ojos brillando maliciosamente—. Desde esta noche, el destino de crear la raza más pura de omegas y alfas, se llevará a cabo.

Un Alfa de Mentira «JIKOOK»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora