15. O'Brien refuta la hipótesis de Prouds

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—Según el informe de los forenses, el pastor Dragonfly fue intoxicado por la toxina botulínica, una neurotoxina proveniente de una bacteria que es cien mil veces más tóxica que el cianuro. Esta toxina suele estar presente en alimentos mal conservados, mal cocinados o en mal estado —informó el detective Prouds unos días después, mientras leía el informe que tenía en mano. Estaba de pie en la oficina que compartía con sus dos compañeros; estos ocupaban dos sillones individuales y bebían café de unas tazas.

—Oh, ya veo. ¿Y el pobre hombre no sintió un sabor extraño cuando bebió de su copa? —interrogó el anciano Towel.

—No, porque esta toxina no se puede ver, oler ni tiene sabor.

—Oh... ¿Saben lo que debimos haber hecho allí, en el templo? Registrar lo que cada persona tenía en sus bolsillos. Después de todo, es evidente que alguien tuvo que envenenar esa copa.

—Sí, claro —dijo Connor irónicamente—. El asesino seguramente se deshizo del frasquito donde llevaba la toxina apenas terminó de envenenar la copa. Lo arrojó por la ventana o algo así. O lo ocultó entre sus ropas...

—¿Qué ventana, Prouds? —interrogó el anciano—. En ese despacho sólo había un ventanal. Y según O'Brien (y yo creo que tiene razón, como siempre) no era posible atravesar ese ventanal.

—No me lo recuerde, Towel. A pesar de los días que han pasado, seguimos sin resolver ese punto...

—Ese punto y todos los demás...

—¡Ya lo sé! —exclamó el joven, notablemente irritado—. El señor Whole estaba segurísimo de haber visto a Dunger en el despacho. Y como ya dijimos más de una vez, parecía sincero. No tiene sentido que sean cómplices; no se hubieran acusado nunca el uno al otro. La cuestión es que Dunger primero lo negó y después confesó el crimen; incluso dijo que su amigo Vaso había sido su cómplice... con argumentos no muy verosímiles. Pero incluso en el caso de que Dunger haya confesado la verdad, seguimos sin entender cómo hicieron para entrar en el templo. Y quién llamó a Dunger aquí, a la agencia. Y quién caminaba por su tejado, quién dejó en el piso de su habitación esas prendas idénticas a las que... —Prouds se interrumpió, pensativo—. Y lo que hizo esa noche en el teatro cuando salió de su despacho, lo que dijo en la taberna del pueblo cuando estaba ebrio... No hallamos nada interesante en la casa de ninguno de sus amigos, aunque huelo que son sospechosos, al menos el matrimonio Vaso... Hay algo que no me gusta de ellos.

—Bueno, la buena noticia es que en un momento se celebrará el juicio. Oiremos los mismos testimonios; en ese punto no aclararemos mucho. Pero bueno, si el señor Dunger insiste con que es el asesino del pastor, y si el juez cree en su declaración... Entonces irá a la horca. Sinceramente, a esta altura me tiene sin cuidado. Por lo demás, no hemos tenido noticias del Asesino de la Máscara en estos días, así que... Tal vez todo está volviendo a la normalidad.

Connor hizo una mueca y arrugó apenas la cara. Le echó un vistazo a su otro compañero, que sostenía con fuerza su taza de café y se veía sumido en sus pensamientos.

—Detective O'Brien, ¿en qué está pensando usted? —interrogó. El diminuto hombre parpadeó y miró al joven.

—Pues... Creo que esta desaparición del Asesino de la Máscara... no puede ser coincidencia. ¿O sí?

—¿Coincidencia? ¿Qué sugiere? Porque a mí también me huele raro. Durante semanas prácticamente no les dio descanso a los investigadores de la otra agencia, y cuando nosotros tomamos el caso, las víctimas seguían muriendo una tras otra; el pastor Dragonfly es un claro ejemplo. Sin embargo, en estos días nadie más ha muerto a manos de él. ¿Qué sugiere usted?

O'Brien se encogió apenas de hombros.

—En realidad no lo sé. Pero es extraño.

—A ver, pensemos —dijo Prouds—. El pastor Dragonfly estaba en esa segunda lista que un anónimo envió al periódico... Sí, tampoco tenemos aclarado ese punto: quién mandó publicar las listas... —el anciano asintió—. Bueno, la cuestión es que, según esa lista, el pastor debía morir en manos del Asesino. Sin embargo, no estamos seguros de que haya ocurrido eso: el Asesino nunca apareció en el templo, no se dejó ver como sí hizo en los anteriores casos. Y en su lugar, aparentemente el señor Dunger estuvo en el despacho de la víctima, al menos según el testimonio del señor Whole. Y en estos días en los que Dunger estuvo encarcelado, el Asesino de la Máscara no actuó... ¿Podría ser, por fin, que la resolución del enigma es que el señor Dunger es el Asesino de la Máscara?

El Asesino de la MáscaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora