El Asesino de la Máscara

19. En la boca del lobo

Como el señor Oxom se mostró conforme con la idea de que el trío más famoso de Scotland Yard se dirigiera a la casa de campo del señor Dunger, pronto los tres detectives estaban en el auto de la agencia camino al pueblito Moore.

—Espero que seguir a su corazonada sea una buena idea, O'Brien —dijo Prouds de mala gana. Estaba ubicado, como siempre, en el asiento del copiloto.

—En general, los presentimientos de O'Brien siempre son correctos —opinó el anciano Towel, que conducía atentamente.

—Tengo esta intuición... —dijo el pequeño O'Brien, pensativo—. Aun aunque no encontremos al señor Dunger allí, me parece que su casa de campo es un buen sitio para inspeccionar... Quizá hallemos algo.

—Pues... En su casa no hallamos nada importante —contestó el joven, también pensativo—. No, mejor dicho, no encontramos casi nada importante. Vimos a un hombre escapando por el tejado, prendas de ropa idénticas a las que usaba Dunger en ese momento... Y estoy seguro de que alguien vació la caja fuerte. ¿Quién sabe? Tal vez usted tenga razón, O'Brien, y hallemos más pistas en la casa de campo. Quizá estén allí las cosas que se sacaron de la caja fuerte, quizás...

—Espere —interrumpió el detective Towel—. Ahora que mencionó a ese sujeto que se escapaba por el tejado... Teníamos la sospecha de que se había subido al coche del señor Vaso, ¿verdad?

—Así es, anciano, ¿se le ha ocurrido algo?

—Sí. El hombre que estaba junto a la señora Vaso en el juzgado. O'Brien dijo que los vio entrando juntos. Y hablaban por lo bajo como si se conocieran, ¿verdad?

—¡Towel, eso es brillante! ¡Está usando la cabeza! —exclamó Connor. Su interlocutor revoloteó los ojos—. Detective O'Brien, ¿ha oído?

—Sí, por supuesto. De hecho, yo ya había pensado en esa posibilidad —contestó O'Brien.

—Ah... ¿Y por qué no nos dijo nada? —preguntó el joven con cierta irritación.

—Porque no cambia nada. No tenemos forma de saber si se trata del mismo hombre. Por empezar, ni siquiera podemos saber si se trata del mismo coche o no.

—Bueno, O'Brien, no todos los coches son iguales. Y me parece demasiada coincidencia. Ese hombre, afirmémoslo, se subió al auto del señor Vaso, y luego estaba hablando con su mujer en el juicio. Ella dijo que lo había conocido allí mismo, pero está claro que nos mintió. No me gusta nada ese matrimonio... Siento que ocultan algo.

—Yo también —O'Brien no dudó en convenir.

—Bueno, supongo que lo que nos queda es descubrir, en el caso de que se trate de la misma persona, quién es este hombre y qué papel juega en este caso —dijo el anciano.

—Así es, Towel —contestó Prouds—. No comprendo qué hacía ese sujeto en el tejado, por qué estaban esas prendas en la habitación de Dunger... Y yendo al caso, seguimos sin saber quién es Maxwell, aunque tal vez sea este hombre... Y lo de las danzas y los pasajes...

—Y quién asesinó al pastor Dragonfly, ya que estamos.

—Exactamente. Si ya podemos descartar a Dunger como autor del crimen, y por supuesto, a sus amigos también (porque todos se encontraban en la misma situación que él), entonces debemos suponer que el asesino del pastor fue el propio señor Whole, o cualquier otra persona que se coló en el despacho.

—Me parece evidente que fue el señor Whole —opinó Towel—. Si hubiera sido otra persona y Whole la hubiera visto, no habría señalado a Dunger. Es claro que el homicida fue él, y acusó a Dunger para desviar la atención, a pesar de que eso no tenga mucho sentido. Hay hombres que no están bien de la cabeza, en fin.