24. Towel y el Asesino bailan en la pista

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—Como si fuera poco, tampoco sabemos dónde está Dunger —comentó el joven detective mientras su anciano compañero conducía el coche de la agencia en dirección a Londres. El cielo estaba teñido con los colores del atardecer.

—Bueno, Prouds, si sostenemos que ambos son cómplices, debemos suponer, entonces, que hallaremos a Dunger donde esté el Asesino de la Máscara —contestó Towel.

—Es que yo no tengo ninguna duda de que ambos son cómplices. Como ya les dije, todo este tiempo estuvieron actuando. Y nosotros, sin duda, caímos en su juego. Creímos que el pobre Dunger era una víctima más de ese loco, que había estado al borde de la muerte, etcétera. Pero en realidad esquivó la bala como si ya estuviera ensayado. Y es que de hecho lo estaba.

El anciano soltó una risita.

—¿De qué se ríe? Si se puede saber... —preguntó Connor.

—Oh, de nada, es que me imagino a los dos, a Dunger y al Asesino, ensayando el disparo en el mismo teatro o en algún otro sitio —contestó el detective Towel—. El Asesino disparándole y él agachando la cabeza tal como lo hizo frente a nosotros.

—No lo entiendo, ¿es que no me está tomando en serio?

—Oh, sí lo estoy tomando en serio, Prouds. Y es que su hipótesis suena muy... verosímil. Sin embargo, no sé por qué siempre que usted formula una hipótesis, por más real que parezca, siempre termina siendo errónea.

—Sí, claro, sólo falta que agregue que O'Brien siempre termina desvelando el misterio —dijo el joven con ironía.

—Bueno, ya que lo menciona...

—¡Ya cállese! Al final, creo que lo prefiero inconsciente.

—Prouds, por favor —protestó el diminuto O'Brien, que viajaba en los asientos de atrás, como era usual.

—¿No se dan cuenta, detectives, de que esta es la hipótesis correcta? —dijo Connor—. Dunger y el Asesino de la Máscara son cómplices, ¡siempre lo fueron! Y está tan claro como el agua. Recuerden cada parte de la hipótesis que elaboré cuando estábamos en esa maldita habitación.

—Sí, la recuerdo, Prouds —contestó el anciano—, y lo que se me viene a la cabeza es... Bueno, no son inconsistencias sino más bien... omisiones. Su hipótesis no explicaba por qué el señor Dunger, durante el intervalo en que no estuvo en su despacho, se cambió su saco por una chaqueta, qué hacían esas prendas de ropa en el suelo de la habitación de su casa, por qué confesó un crimen que, al parecer, no cometió. Y como si fuera poco, al principio había desmentido haber asesinado al pastor. ¡Y luego lo volvió a desmentir! Sé que suena como si Dunger en efecto tuviera alguna enfermedad mental, pero no lo sé, no suena muy creíble, siento que hay algo más...

"Usted en su hipótesis, además, señalaba que necesariamente el señor Whole había mentido respecto de lo que vio en el despacho de su pastor, ya que es físicamente imposible que Dunger haya estado allí. Sin embargo, el hecho de que el tal Whole mintiera de esa forma... Tampoco suena muy creíble. Además, él sonaba muy seguro cuando hablaba.

"Y por último, está lo que Dunger dijo en la taberna del pueblito Alban cuando estaba más ebrio que yo. En parte, yo sigo pensando que el pobre hombre estaba afectado por el alcohol y ya, pero si ustedes insisten en afirmar que lo que dijo es relevante, entonces su hipótesis tampoco explica lo de las danzas y los pasajes y todo eso...

—Bueno, anciano, una hipótesis no va a explicar todo de golpe —respondió el joven—. Si hago omisiones, es para no inventar cualquier cosa. Mi hipótesis no es perfecta, lo sé, pero al menos es una hipótesis. Cuanto más avancemos en la investigación, podremos ir completándola. ¿Acaso usted, Towel, elaboró alguna hipótesis? No. Y como si fuera poco, ¡hasta olvidó algo tan elemental e importante para el caso!

El Asesino de la MáscaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora