Prolepsis

472 26 2
                                    

—Prouds, son demasiadas preguntas —se lamentó el pequeño hombre—. Si tengo que ser sintético, digamos que en el pueblo descubrí algunas cosas que me llevaron a la verdad. En realidad, me atrevo a decir que este caso lo he resuelto desde hace rato.

Sin más, Connor se puso nuevamente rojo. El detective Towel, por su parte, miraba boquiabierto a O'Brien.

—Towel —dijo este—, usted se asombró al ver el rostro del Asesino de la Máscara... porque usted conocía a esa persona, ¿verdad?

El anciano se quedó pensando por unos segundos, pero la pregunta de su compañero sonaba demasiado sugestiva como para contestar negativamente. Miró a O'Brien a los ojos e intentó recordar tanto como fuera posible. Por fin, tuvo la intuición de que el rostro que había visto aquel día en efecto pertenecía a una persona que él ya conocía.

—Sí —contestó—. Sí, O'Brien.

El joven frunció el entrecejo.

—¿Y entonces quién demonios era? —preguntó—. ¿Quién demonios es el Asesino de la Máscara? ¿Yo también lo conozco?

—Sí, por supuesto, Prouds —contestó el diminuto detective—. Y yo también. Esa persona está en este preciso momento, en este mismo lugar.

El Asesino de la MáscaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora