El Asesino de la Máscara

7. El señor Dunger bebe de más

Los matrimonios Greek y Vaso y los señores Tomsinon y Dunger se hicieron a un lado para dejar pasar al detective Prouds. Este volvió a entrar en el templo. El sexteto cruzó miradas entre sí y se acercó al dúo de investigadores, que se quedó donde estaba.

—¿A dónde ha ido Prouds? —interrogó el señor Vaso.

—A buscar un teléfono para llamar a Scotland Yard —contestó el diminuto O'Brien mientras sus ojos recorrían su alrededor.

—¿Para qué? —preguntó el señor Greek sin mucho interés. Sin interés en absoluto, mejor dicho. Por algún motivo estaba golpeando levemente su pipa con la palma de su mano.

—El equipo de forenses debe venir a recoger el cadáver del pastor —informó el anciano Towel.

—Ah, ya veo —dijo Vaso—. Detective, no hemos querido molestarlos, ¿pero podrían decirnos si tienen alguna idea de lo que está pasando? Siento que... estamos rodeados de muerte.

—¡Ni lo mencione! —exclamó el anciano Tomsinon, aterrorizado.

—Detectives —dijo el señor Greek antes de encender su pipa—, acabamos de ver cómo ese hombre falleció. Murió delante de nosotros. ¿Acaso eso es lo que ocurrirá durante todo el viaje?

—Será un viaje inolvidable —dijo Towel con cierta ironía.

—Ya lo creo. Pero no sé si me entusiasma ver muerte a cada rato.

—¡Ni lo mencione! —repitió Tomsinon.

—Señor Greek —dijo O'Brien, con calma—, con todo respeto, nadie los obligó a venir —las damas y el anciano Tomsinon se mostraron algo ofendidos—. De todos modos, comprenderá usted que nuestra intención es evitar cualquier muerte.

—Ya lo creo —repitió el señor Greek luego de soltar una bocanada de humo.

—¿Pero tienen alguna idea de qué diablos ha ocurrido? —interrogó el señor Vaso—. El pastor, aparentemente, ha sido envenenado. Y ese hombre culpó a Walter. Pero todos sabemos que él no ha sido. El nombre del pastor estaba en la lista del Asesino de la Máscara, el mismo que intentó matar a Walter. Todo indicaría que fue él, pero no hay rastro de él.

—Esto es de verdad confuso y aterrador —opinó la señora Greek. La otra mujer asintió con la cabeza.

—Pues nosotros estamos tan confundidos como ustedes —replicó el detective Towel—. O'Brien, ¿no le parece una buena idea descansar un poco? Ya es de noche, imagino que no pensará correr hacia la siguiente víctima. No puedo conducir con esta oscuridad.

—Y tampoco lo dejaremos —dijo el joven Prouds saliendo de la iglesia nuevamente. Los que le daban la espalda se dieron vuelta al oír su voz; el anciano Tomsinon se pegó un susto—. Es un riesgo para su vida y para la nuestra. Y yo también necesito descansar.

—Me parece una excelente idea —convino el señor Vaso—. Podemos hospedarnos en alguna posada bonita.

—Pero antes necesito llenar mi estómago —dijo el señor Greek.

—Lo único que falta es que estos civiles que decidieron acompañarnos en el viaje nos organicen la agenda —dijo Connor con malhumor. Los señores Vaso y Greek cruzaron una mirada entre sí, y las mujeres volvieron a mostrarse ofendidas.

—Prouds, ¿ya ha llamado a la agencia? —interrogó Towel.

—Así es. Enviarán enseguida al equipo de forenses para llevarse el cadáver. Mientras tanto, el señor Whole se encargará de velar por él, es decir por el cadáver. Por cierto, ya es evidente que es un cadáver. El pastor Dragonfly no se ha levantado del suelo. Ha sido envenenado y está tan muerto como ese can.