—Cuando diga tres: uno, dos... ¡ahora! —exclamó el oficial Ainsworth. Sus compañeros se miraron entre sí ya que no habían oído el número tres, pero de todos modos entraron en la casa de campo del señor Dunger a punta de pistola—. No disparen a menos que sea estrictamente necesario.
—El Asesino no está aquí, si cometió otro crimen en Londres no hace mucho —comentó uno de los policías de primera línea que estaban subordinados a Ainsworth.
—Sí, pero se mueve con agilidad —le contestó otro.
—¡Silencio! —exclamó el oficial—. Andando.
—¡Shh, estoy oyendo unos pasos! —alertó un policía. De inmediato, todos los demás oyeron también los pasos y miraron en dirección a las escaleras.
Todas las pistolas apuntaron al diminuto detective O'Brien, cuyo rostro expresaba un cansancio extremo.
—¡No disparen! —exclamó el oficial Ainsworth—. Detective O'Brien, ¿qué hace aquí? Me llamaron sus compañeros para que lo busque. ¿Qué lo ha traído de nuevo por aquí?
—Eh... He vuelto para continuar con la investigación —contestó el pequeño hombre—. Creí que volver a esta casa después de lo ocurrido me daría alguna inspiración en algún sentido. Encontrar alguna pista, algún indicio....
—¿Y ha hallado algo?
O'Brien se tomó unos segundos antes de contestar. Sus ojos se desviaron levemente hacia la maleta del señor Dunger, que seguía en el suelo.
—No —dijo finalmente.
—¿Qué son estos papeles? —preguntó un policía de primera línea señalando lo que acababa de hallar sobre uno de los sofás de la sala.
—No lo toque, por favor, son unos... documentos de la investigación que está en curso —contestó O'Brien.
—¡No toque nada, hombre! —el oficial Ainsworth regañó a su subordinado. Este alejó su mano rápidamente de los papeles—. Detective O'Brien, si no es molestia, me gustaría que me acompañe a la comisaría. Debe usted llamar a sus compañeros y avisarles que se encuentra bien; ellos están preocupados.
—Sí, ya me imagino. Lo acompañaré sin problema.
—Perfecto. Andando, señores —les dijo Ainsworth a los policías de primera línea. Todos dieron media vuelta, algo decepcionados, y comenzaron a salir de la casa tal como habían ingresado. El diminuto O'Brien tomó los documentos con una mano y agarró la maleta del señor Dunger con la otra, antes de salir de la casa. Ainsworth le echó un vistazo—. ¿Es eso suyo? —le preguntó.
—No. Es de Dunger —respondió O'Brien. Su interlocutor asintió, serio. Miró a su alrededor antes de bajar un poco la voz:
—Detective, no lo conozco demasiado, pero no puedo evitar notarlo algo... extraño. ¿Se encuentra usted bien? Parece que ha visto un fantasma.
—Bueno, no es un fantasma, pero es algo parecido. Quizás peor.
El oficial levantó las cejas.
—¿A qué se refiere?
El detective movió la cabeza.
—Vayamos a la comisaría, por favor. Debo comunicarme con mis compañeros de inmediato.
Ainsworth volvió a asentir.
—Sí, por supuesto. Andando —contestó. A continuación, dio media vuelta y salió de la casa, seguido por el pequeño hombre. Los policías de primera línea estaban quietos, esperando al oficial—. ¡Caminen, hombres!
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El Asesino de la Máscara
Misterio / SuspensoGANADOR DE LOS WATTYS 2022 EN LA CATEGORÍA MISTERIO-SUSPENSO 🏆 El enigmático caso del Asesino de la Máscara, que conmueve a toda Inglaterra y toda Europa, pasa a la órbita de Scotland Yard cuando la agencia de investigación Sheeran se ve incapaz de...