CATORCE

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Elliot al fin encontró lo que buscaba, oh era ese periódico.

—Siempre pensé que el viajero número cuatro se parecía a este chico — miramos el diario.

—Diego — dijo Cinco al ver el periódico. En éste aparecía Diego, había sido detenido y llevado a un psiquiátrico. A quien se le ocurre.

—Oh, me intenté colar pero casi me pillan — recibí una mala mirada de Elliot ya que él no sabía de esto.

—Eso es ilegal pequeña — se cruzó de brazos.

—Lo sé — le miré y seguí - Llegaron guardias y casi me ven, así que decidí irme. Lo único que me falta es que me pongan en manos de la justicia.

—Creo que quemas la oficina de policías — habló Cinco sin siquiera mirarnos.

—Exacto.

—Bueno, creo que debéis hablar sobre esta especie de "misión" — hizo comillas en la última palabra y nos dejó solos.

Observé como se iba directo a la cocina, seguramente a hacer su mezcla de café como me había comentado antes. Cinco se dispuso a irse.

—¿A dónde vas? — se giró.

—A buscar a Diego.

—Bien, voy contigo — sonreí.

—No puedes arriesgarte a que te reconozcan — esta vez fui yo quien se puso seria.

—Me cubrí bien, no se me podía reconocer.

—Bueno, pero es mejor que te quedes, yo sólo quiero protegerte — cuando me quise dar cuenta estábamos en una especie de pelea de miradas, a ver quién tenía la razón.

—Y lo agradezco. Pero no me trates como si tuviera que depender de alguien para estar a salvo. Yo también tengo poderes Cinco — me adelanté antes de que él pudiese hablar otra vez.

—Pero si alguien te hiciese daño no me lo perdonaría — intentó arreglarlo.

—Yo tampoco me perdonaría si te lo hicieran a ti — levanté mi mano para hacerlo callar —Si me hacen daño o te hacen daño los mando a volar. Literalmente.

Me giré sin querer una respuesta del chico y me dirigí a Elliot.

—¡Elliot! Vamos a salir, ¿Okey?

—Está bien pequeña, tened cuidado —
se asomó para mostrar una tierna sonrisa, le lancé un beso e hizo el gesto de cogerlo, reí y volvimos a nuestras cosas.

—Mira que eres cabezota — sonrió mostrando su precioso oyuelo.

—No lo sabes tu bien — nos dirigimos al lugar.

Guié al chico hasta el psiquiátrico en el que se encontraba número dos, mientras nos manteníamos en silencio, pero era un silencio que no incomodaba, es más, me gustaría estar así siempre.

Llegamos y después de varios minutos intentando que nos dejaran ver a nuestro hermano lo conseguimos. Se veía muy cambiado, ahora tenía el pelo más largo, casi le tocaba los hombros, como el mío, ahora tenía más barba y vestía todo de blanco. A petición de aquel lugar, Diego nunca hubiera vestido tan claro.

—Te sienta bien el blanco — opinó Cinco.

—Al fin has aparecido — lo miró desafiante —Hola, ____. Me alegro de verte.

—Lo mismo digo, hermano — sonreí intentando quitar tensión al ambiente.

—Basta de sentimentalismos, ¿Cómo sabías que vendría? — nos interrumpió el pelinegro.

ᴇɪɢʜᴛ || ᴛʜᴇ ᴜᴍʙʀᴇʟʟᴀ ᴀᴄᴀᴅᴇᴍʏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora