DIECISÉIS

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Desperté acostumbrando mis ojos a la luz que entraba por la pequeña ventana, me levanté despacio para no despertar a Cinco, quien se encontraba tumbado al lado mío con la boca un poco abierta, reí ante esa escena y coloqué su brazo en el colchón, ya que lo tenía en mi cintura.

Salí en dirección a la cocina y encontré a Elliot.

—Buenos días Elliot — le dí un beso en la mejilla.

—Buenos días pequeña — sonrió, preparé dos cafés —¿Cinco y tú...?

—¿Qué? — me giré hacia él.

—Ya sabes, no veo una relación de hermanos aquí — levantó las manos en forma inocente.

—Como ya te expliqué, Reginald nos "adoptó" — hice comillas con mis dedos.

-¿Porqué las comillas?

—Porqué ni si quiera debe haber un papel conforme nos adoptó, en realidad nos compró. Ya sabes, nacimos de la nada, nuestras madres no estaban embarazadas al empezar el día. Prefiero esto a que me hubieran abandonado — me acarició el pelo.

—Así que me confirmas que no le ves como un hermano — alzó sus cejas repetidamente, reí y lo abracé.

—Oye Elliot, ¿Sigues revelando fotos? — recordé la cinta.

—Sí, ¿Porqué, algo que revelar? — asentí y fui a la habitación. Cinco dormía plácidamente, cogí la cinta de la mesilla.

—Esto, ¿Cuando tardarías más o menos? — le tendí la cinta.

—Cinco o seis horas, lo haré tranquila. Ahora ve a despertar al chico, seguro debéis encontrar a tu otros hermanos. ¿Cómo fue ayer?

—Podría haber ido mejor. Encontramos a Diego, está en el psiquiátrico y a Luther que trabaja como guardaespaldas — rodé los ojos.

—Bueno, me alegra ver que poco a poco vas encontrando a la familia — asentí.

—Oye Elliot. De nuevo gracias - sonreí.

—No las des pequeña. Anda ve, dentro de unos minutos empezaré a revelar la cinta — le abracé y me fui al baño, no sin antes dejar el café de Cinco en la mesilla de noche.

Hice mis necesidades y me cepillé el pelo e hice dos moños pequeños con pequeños mechones de pelo. Me puse unos pantalones cortos negros y una camiseta blanca junto a la chaqueta de la academia.

En la pequeña radio logré escuchar algo, oh dios. Se habían escapado de un psiquiátrico. Diego.

—Cinco, despierta — lo llamé repetidas veces pero sólo gruñía y cambiaba de lado.

—Un minuto más — oh, ¿En serio? Luego lo quiere todo al momento.

—¡Hargreeves! — le golpeé con una almohada —Haz lo que quieras, Diego se ha escapado del psiquiátrico, él y los demás.

—¿Qué? — preguntó un poco adormilado.

—Que o te vistes y salimos a buscar al imbecil de Diego o voy yo sola — miré a Cinco, quien se empezaba a quitar la camiseta y a cambiarse, me dí la vuelta.

–No estoy haciendo nada malo, vamos — rió con la voz ronca.

—Te estás cambiando delante mío.

—Ya está — remarcó la última.

Me giré observando que ya estaba cambiado.

—Tienes un café ahí — señalé la taza — Le he dicho a Elliot que revele la cinta. Tardará cinco o seis horas, debemos irnos.

ᴇɪɢʜᴛ || ᴛʜᴇ ᴜᴍʙʀᴇʟʟᴀ ᴀᴄᴀᴅᴇᴍʏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora