DIECINUEVE

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—¡Hey! Una de las máquinas a enloquecido — sentí como Elliot llamaba la atención de Cinco.

Me desperté y miré el reloj, había dormido media hora, aunque seguía como si hubiesen sido cinco minutos. Quedé escuchando la conversación que tenían Elliot y el chico.

—¿Cuál de ellas? — preguntó Cinco.

—El radar atmosférico.

—Genial.

—¿Qué es lo que buscas?, ¿Un huracán, una tormenta? — preguntó Elliot.

—Ondas de sonido.

—Ondas de sonido — repitió Elliot.

—Estoy buscando a Vanya, mi hermana — le aclaró —Si activa su poder podría mostrarse en ese radar, indicándonos dónde estaría.

—Entonces, ¿Vas a ir ahora? — le pregunté haciendo que se girara.

—Sólo será un momento, iré a por ella y luego iré a tomar algo como si no pasase nada.

—Pero pasa — recordé.

—Sí, le diré lo del fin del mundo justo en ese momento. No tardaré — se dispuso a irse pero se giró hacia mí —Descansa, sólo media hora más al menos. El cansancio afecta a nuestros poderes y a nosotros.

—A ti también te afecta — le respondí.

—Estoy bien — depositó un beso en mi frente y antes de que pudiera decir algo se teletransportó.

Bufé y volví a recostarme, dí mil vueltas sin poder tranquilizarme y mucho menos dormir.

Me levanté y me dirigí a la ducha, cuando terminé de ducharme cogí el uniforme de Umbrella Academy, el mismo que el de Cinco, de echo era el suyo ya que me lo dejó cuando aún estábamos en la Academia. Pensándolo bien, tengo que devolvérselo, tengo dos suyos.

Me lo puse rápidamente, habían pasado unos quince minutos desde que Cinco se fue, seguro que ya estaría en alguna cafetería hablando con Vanya. No iba a descansar, quería ir y lo haría por mi cuenta.

Sonreí como tonta frente al espejo. Me cepillé mi cabello mojado y lo moví un poco para que no quedara todo aplastado. Me coloqué de nuevo el anillo - el que me había regalado Cinco de pequeños - Y me coloqué unos aros en la oreja. Hecho esto, salí para despedirme de Elliot.

En ese momento oí como prendas chocaban contra el cristal que daba a mi habitación, la imagen opaca sólo permitía ver dos sombras, la cual sabía que Lila estaba encima de Diego, por dios es mi cama.

—¡Eh, par de cochinos, lo dije de coña! — me referí a los comentarios que dije antes de que entraran sobre si eso acababa en algo íntimo.

Bufé y vi como seguían tirando la ropa contra el cristal. Aunque sabía que me habían oído ya que pude ver como se fijaban en la puerta aún que sólo pudiese ver su sombra - Gracias a dios que sólo se ve su sombra, no quiero traumas -

—Ahora sí, ¡Cambiad las sábanas y quiero esa ropa recogida, como me encuentre el cuarto desordenado os lanzo por la ventana!

Sentí como Lila se reía —¡Si, claro! — habló divertida.

—¡Telekinesis querida, quedáis avisados!, ¡Esto no es un motel! — dicho esto me dirigí a Elliot, quien decoraba un postre de los suyos.

—Lo siento, en serio. Mi hermano es gilipollas.

—¿Cuál de los dos? — rió.

—Los dos, aunque el que está ahí dentro lo es un poco más — le miré — Cuando venga probaré eso contigo — señalé el postre.

—Te encantará — sonrió.

—Lo sé — le dije sonriente.

—Ten cuidado.

—Lo tendré, ¡Adiós Elliot! — le dí un abrazo y salí.

[•••]

Estuve paseando y mirando a través de los cristales de las cafeterías para ver si estaban mis dos hermanos. - dos hermanos, que mal suena eso, digamos que mi hermana Vanya y... Bueno Cinco, no sé muy bien lo que és, pero hermano lo que se dice hermano no lo
considero -

Dejé todos mis pensamientos atrás cuando vi por la cristalera de una bonita cafetería las dos figuras, tanto de Cinco como de Vanya. Dudé si entrar o no, vi como Vanya se acercaba a un teléfono y hablaba con alguien.

Entré en cuanto vi que Cinco le cortó la llamada y le pidió que le escuchara, debía ser sobre que faltaban tan sólo ocho días para el fin del mundo.

—Debemos irnos — es lo único que logré oír por parte de Cinco.

—¿Quién es ella? — habló Vanya, el chico se giró mirándome.

—¿Qué haces aquí? Debías descansar.

—Ya estoy bien, quizás el que deberías descansar eres tú — le dí un toquecito en la nariz. Me jaló hacia un lado.

—Vale Okey, no quiero discutir — reí.

—Ni que fuese un ogro.

—No, sólo que los dos nos preocupamos por el otro entonces ahí empieza la discusión de "Tú tienes que descansar, no descansa tú" y esas cosas.

Iba a hablar pero me interrumpió.

—Escúchame, sabe lo del fin del mundo. Se lo he contado ya, pero lo que no sabe es que ella es quien provocó el de 2019 — susurró.

—¿Espera, qué? ¿No lo recuerda? — observé cómo nos miraba.

—Tuvo un accidente, cayó en la misma calle pero al salir a la carretera la atropelló un coche, no recuerda nada. Ni si quiera que tiene hermanos.

—Joder — musité —Bien, no diré nada de lo de 2019, ¿Pero que le has dicho que lo provocó?

—Un gran trozo de luna repleto de fuego que chocó contra la tierra, técnicamente es cierto — asentí algo dubitativa —Por cierto, sabía que tarde o temprano vendrías, eres muy cabezota.

—Sí, pero me queréis así — sonreí inocente.

Nos acercamos a ella, quien movía su pierna nerviosa.

—Hola Vanya, se que no me recuerdas - sonrió triste —Soy Número Ocho, ____, tu hermana — dicho esto me dió un abrazo, sentí tranquilidad, sentí que Vanya Hargreeves estaba de nuevo junto a mí.

—Me alegra ver que tengo también una hermana — reí.





ᴇɪɢʜᴛ || ᴛʜᴇ ᴜᴍʙʀᴇʟʟᴀ ᴀᴄᴀᴅᴇᴍʏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora