DIECIOCHO

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Después de hacerme la tila/infusión fui al salón, donde al parecer ya no había rastro de Lila.

Diego fue a buscarla y la encontró en un pequeño cuarto de la casa, así que mientras ellos hablaban sobre lo que le pasaba a la pelinegra yo me bebía mi infusión para tranquilizarme de la tensión que había provocado tanto un Diego histérico como la situación.

Me senté al lado de Elliot y probé a desatarlo pero Cinco me detuvo.

—Lo hará Lila después, no se va a quejar ahora, está dormido — no respondí a Cinco.

Fui a la cocina y lavé la pequeña taza, el castaño ya había salido pero sin estar acompañado de la chica.

—Ella se quedará aquí — asentimos y salimos.

[•••]

Cuando llegamos a la dirección ya era de noche. Estaba completamente a oscuras, sin mencionar que el lugar en sí era tenebroso.

—Fábrica Umbrella, es aquí — habló el "mayor" —¿Pasa algo? — volvió a hablar cuando se percató de que Cinco se había quedado atrás.

—Es sólo que... — al parecer al chico le preocupaba el echo de estar aquí.

—¿Cuanto hace que no ves a Papá?

—Cuarenta años.

—Que viaje más largo.

—Ya lo creo — el chico se recargó en una columna mientras nos miraba — Cuando estuve atrapado en el tiempo oía su voz siempre en mi cabeza, una y otra vez.

—¿Y que te decía? — me atreví a preguntar, para ver cuáles de sus tantas frases escuchaba.

—Te lo dije — hizo una pausa y miró a la nada, a decir verdad era una de las pocas veces o incluso la primera vez que lo veía así, con miedo o preocupación. O al menos nunca lo mostraba, pero hoy si lo hacía, recargado en la columna como un niño que le teme a la oscuridad o a que le hagan daño.

—Si vemos a papá, no podrá decírtelo ya que jamás te vio — le aseguró Diego.

—Encontrará la manera de hacerlo.

Nos quedamos en silencio mientras el castaño intentaba abrir la puerta con un cuchillo, iba a hablarle a Cinco pero éste se teletransportó al interior para abrirnos la puerta.

—Nunca lo recuerdo — habló Diego.

Después de cerrar la puerta lo primero que vimos fue una sala con sofás y sillones, una pequeña mesa y una lámpara la cuál intentamos encender pero la luz no duró mucho.

—A papá no le importaba la decoración — aseguró Diego.

—Parece una fachada — habló Cinco.

—¿Una fachada de qué? — hablé.

—No lo sé. De cualquier cosa que el viejo esté planeando.

—Iré por la izquierda, gritad si... Ya saben tienen problemas y eso.

Cinco y yo nos dirigimos a la derecha para abrir una puerta que nos dejaba ver un largo pasillo.

Intentamos abrir una puerta pero estaba cerrada, la próxima que intentamos si estaba abierta. Encendió la luz dejando ver una escena un tanto extraña pero graciosa para mí.

En un sofá se colocaban tres maniquís, una mujer, un hombre y el que parecía ser una chica más pequeña. La familia al completo, así que no pude evitarlo.

ᴇɪɢʜᴛ || ᴛʜᴇ ᴜᴍʙʀᴇʟʟᴀ ᴀᴄᴀᴅᴇᴍʏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora