Cambio de Color 8

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Pov Natalia

Han pasado cinco minutos y sigo parada en el mismo sitio, doy unos pequeños saltos en mi puesto, tomo un poco de aire y veo unas flores amarillas, corto una y me armo de valor de una vez por todas, antes de entrar tomo una bocanada de aire y me adentro a la cocina, al entrar veo que ahora está de espaldas a mí así que me acerco ligeramente a ella, con una mano le tapo los ojos y la otra la pongo frente a su cara para que lo primero que vea sea la flor.

- Sh... tranquila.

Le digo al ver el susto que le he dado y lo tensa que se ha puesto de repente. Creí que al escuchar mi voz se iba a relajar, pero en vez de eso se tensó más. saqué con cuidado mi mano que cubre sus ojos para que vea la flor que le traje. Ella no dice nada, ni siquiera se mueve así que vuelvo a hablar.

- Siento mucho lo de hoy, Alba. Te prometo que quise esperarte, de hecho, te estaba esperando hasta que llegó una amiga a pedirme ayuda con una canción, creí que sólo sería un rato, pero distr... - me cortó.

- Natalia, no hace falta que me des explicaciones – se da la vuelta quedando frente a mi – tú puedes hacer lo que se te dé la gana, a parte no es que fuese algo importante lo que íbamos hacer.

- Para mí lo era, me caes muy bien y tenía muchas ganas de pasar contigo la tarde.

- Tampoco es que la hubieses pasado mal – murmura.

- ¿cómo? – pregunto confundida.

- Nada – estaba a punto de irse, pero le agarre del brazo – tengo cosas que hacer, Natalia.

- Dime, ¿por qué dices eso?

- Te esperé, mucho, pero al ver que no estabas decidí irme a dar una vuelta y te vi riendo con esa zorr, digo – carraspea y yo sonrío al escuchar cómo le iba a decir – con Miriam.

- Lo siento de vedad ¿Cuánto estuviste esperando?

- No mucho.

- ¿Cuánto? – pregunto decidida. Ella agacha la cabeza y responde.

- Una hora.

Abro mucho los ojos ante su respuesta. Y justo cuando le iba a decir algo la llaman.

- Alba, hija. Ven aquí necesito ayuda con esto.

Ella no sé lo piensa dos veces y huye de mí.

Pov Alba

Después de hacer todas mis clases fui a la cabaña para sacarme el sudor del cuerpo por el baile. Inevitablemente tuve que pasar por el lago y allí estaban aún. Decido apurarme para luego ayudar a mi madre y eso hago, en 15 minutos ya estaba con ella ayudándole, pero esta vez algo más decaída, cosa que no pasó desapercibida para ella.

- Cariño ¿estás bien?

- Ah... sí – digo sin mirarla.

- Alba, hija. Sabes que me puedes contar cualquier cosa, yo nunca te voy a juzgar, al contrario, siempre voy a estar para ti.

- Gracias, mamá. Pero no me pasa nada, solo que estoy un poco cansada por las clases y tal – ella me miro sin creerme ni una palabra – tranquila, Rafi. Estoy bien.

Le beso la mejilla y nos ponemos a hacer la cena.

Después de un rato ya casi habíamos terminado y justo cuando estaba descansado alguien me tapa los ojos, al principio me asusto y al escuchar su voz me tenso. No podía creer que estuviera aquí y menos que se disculpara. Cuando me armé de valor y quedé frente a ella pude ver el arrepentimiento en sus ojos. Quise restarle importancia y aparentar tranquilidad, pero por dentro todo mi cuerpo estaba en revolución, hubo un punto en el que estaba ten nerviosa que agradecí que mi madre me necesitara así que me fui de allí dejándola sola y al segundo me arrepentí. Ella iba, arrepentida a pedir perder una flor y yo voy y la dejo tirada.

Tu Mirada " AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora