Pasos 9

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Pov Natalia

- ¿Alba?

Dijo alguien que me alumbraba directamente a la cara con la linterna.

- Juls – habla sollozando la rubia a mi lado

- Cariño ¿qué ha pasado?

Se acercan y puedo distinguir a Sabela, al lado de ella hay una chica castaña de pelo ondulado que supongo que será la tal Juls. Llegan a nuestro lado y se ponen de cuclillas frente a nosotras mirándonos sin entender mucho.

- ¿te ha hecho algo esta? – dice Juls – tú – me apunta con la luz - ¿qué coño le has hecho?

- No Julia, ella no me ha hecho nada – dice con la voz rota Alba y algo dentro de mí se rompe, sin poder evitarlo más me acerco a ella y la atraigo a mi pecho rodeándola con mis brazos – de seguro me escuchó llorar y vino a ver qué pasaba.

- ¿eso es cierto? – me dice ella sin dejar de mirarme con desconfianza.

- Julia, ya para. Luego vemos que ha pasado, primero hay que ayudar a Alba.

Al ver que seguía sin mover el tobillo que y que cada vez que trataba de moverlo sollozaba un poco más decido cargarla como una princesa.

- Se lastimó el tobillo, hay que llevarla con la enfermera.

Ellas asienten y nos alumbran el lugar mientras Alba pasa sus manos por mi cuello para afirmarse y se deja su cabeza en mi pecho.

Nos perdimos algunas veces de camino con la enfermera, pero al final pudimos llegar. No tuve problemas para cargar a Alba ya que es bastante liviana.

Cuando llegamos tuve que dejarla en una camilla y sentí un enorme vacío y frío al dejar de sentirla en mi pecho.

- Hola – habla la enferma – soy Amaia, cuéntame ¿qué ha pasado?

- No podía dormir – habla Alba aún con la voz rota y le sostuve la mano para tratar de darle paz, ella me sonrío débilmente y siguió hablando – así que me fui a dar un paseo, tropecé con una pierda y me doble el tobillo.

Después de que la enferma nos hiciera salir de la habitación en la que estábamos para revisar a Alba Julia habló.

- No le has hecho nada, ¿verdad?

- No, ¿cómo se te ocurre que podría hacerle daño a un ser tan adorable como Alba?

Al terminar de decir eso ella y Sabela se echaron una mirada que no pude descifrar.

- Entonces ¿qué hacías allí?

- No podía dormir así que salí a fumar, cuando estaba en ello escuché un grito y me acerqué, al principio me costaba ver ya que no llevaba linterna, pero cuando escuché unos sollozos me acerqué más y la vi en el suelo llorando y con una mano en el tobillo, de ahí no pasó ni un minuto y llegaron ustedes.

Julia ablandó la mirada al escucharme decir eso y Sabela puso su mano en mi antebrazo para luego hablar.

- Gracias por acercarte y no dejarla sola – me regaló una caricia y una sonrisa, sonrisa que Julia repitió.

- Que va, no hay nada que agradecer. Alba es una gran chica, si tuviese un problema o algo nunca la dejaría sola así que no se preocupen.

Se miraron de una manera cómplice y después de eso nos sentamos en unos sillones para hablar mientras revisaban a Alba.

La verdad es que Julia es una tía increíble, es muy graciosa y no tiene casi pelos en la lengua para hablar, yo creo que se llevaría bien con la Mari y Áfri. Sabela en cambio es una chica más reservada, piensa las cosas antes de hablar, aunque igual es graciosa y muy amigable, también se llevaría bien con las chicas, en especial con Miki y yo creo que conmigo también. Les propuse que el día de mañana fuéramos con mis amigos al lago para conocernos y ellas aceptaron encantadas.

A los minutos les entró el cansancio así que les dije que se fueran y que yo me quedaba con Alba y eso hicieron, no sin antes darme un abrazo cada una.

Estaba a punto de ir a golpear la puerta para ver por qué estaban tardando tanto y justo esta se abrió dejando ver a una Alba con su ropa sucia, una bota en el pie derecho y una muleta para ayudarse a andar.

Al verme sonrió y habló.

- ¿y las chicas?

- Tenían sueño así que les dije que se fueran, que yo me quedaba contigo – ella sonrió aún más y ahora habló la enferma.

- Muy bien Alba, tendrás que llevar la bota por una semana y ponerte la crema también, si te duele en exceso tendrás que venir para ponerte algo para el dolor.

Después de unas cuentas indicaciones de la enferma le dimos las gracias, le deseamos buenas noches y nos fuimos a la cabaña de Alba. Íbamos caminando en silencio hasta que hablé.

- ¿te duele mucho?

- No, tranquila. No es nada grave y gracias por ayudarme.

- No tienes por qué agradecerme. Siempre que pueda te voy a ayudar ¿bueno?

- Bueno, gracias. Por cierto, ¿Qué hacías afuera a esta hora?

- No podía dormir así que salí. Escuché un grito y fui a ver, y te encontré – dije mirándola, pude ver gracias a la luz de la luna como sus ojos brillaban más intensamente – por cierto, Alba ¿Qué hacías tan lejos de tu cabaña a esta hora? – digo al ver que su cabaña estaba casi al otro lado del campamento, lejos de la mía, y que cuando la encontré estaba casi al lado de esta. Ella bajo la mirada – Alba – dije parando para ponerme frente a ella y tomando su mentón con mis dedos para alzarlo – puedes contarme lo que sea.

Ella respiró profundamente y habló.

- Salí a tomar aire ya que no podía dormir y de repente escucho unos pasos atrás mío, pregunto quién anda ahí y en vez de contestar los pasos pararon. No le di importancia y seguí con mi paseo, pero los pasos siguieron y cada vez se acercaban más a mi, yo no llevaba linterna así que no pude ver quién era y me agobié así que empecé a correr sin rumbo, los pasos me seguían, corrí más rápido hasta que tropecé con una piedra y al minuto a pareciste – dijo con voz débil – de seguro piensas que puede ser una locura o que estoy loca, pero es que lo sentí muy real.

- No pequeña. No pienso que estés loca. Tal vez algún campista quiso hacerte una broma o algo, pero no te preocupes que no te pasará nada malo.

- ¿cómo sabes eso?

- Porque tienes a mucha gente para protegerte, contándome a mí.

Ella no habló, solo me abrazó. Estuvimos como cinco minutos y al separarnos vi algunas lágrimas que quité con mi pulgar.

Seguimos caminando y le hablé de quedar en el lago mañana con sus amigos y los míos para distraerla y le pareció bien, le dije que ya había hablado de eso con Julia y Sabela y ella me dijo que se encargaría de decirle a los demás.

Llegamos a su cabaña y salió su madre, nos presentamos y le dije lo ocurrida evitando lo de los pasos que sintió escuchar Alba y pude ver su mirada de agradecimiento al no hablar de ello. Su madre me agradeció al igual que Alba. Me despedí de ellas con dos besos para la Rafi y un beso largo en una de las mejillas de Alba, les deseé buena noche y antes de irme Alba me ofreció una linterna para no ir a oscuras, cosa que agradecí.

Me fui a la cabaña y vi que los chicos seguían durmiendo así que traté de hacerlo yo también. Pero me puse a pensar en los pasos de los que hablaba Alba, espero sinceramente que no sea nada malo y que solo sea algún campista bromista como le dije.

Después de un rato me dormí pensando en el día que tendría con Alba y sus amigos.


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Uy Uy 

¿Qué serán esos pasos?

¿un campista gracioso o alguien más?

Mañana los amigos de ambas se juntan, veremos qué tal

Los Leo!

Tu Mirada " AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora