1. "Lazos"

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Capítulo 1 

"Lazos"

— ¿No te parece una abominación eso de la homosexualidad? —Su pregunta venía acompañada con una facción de asco—. Tengo la teoría de que si que volviese a nacer y en esa vida fuese mujer, sería lesbiana.

En ese momento le di gracias a Dios que semejante idiota hubiera nacido hombre, así dejaba en vergüenza al su propio sexo y no al femenino. Además ¿Cómo le explicaba que ser lesbiana también era ser homosexual?

Todo iba tan malditamente bien en esa cita, nos llevábamos de maravilla y teníamos tantas cosas en común. Las conversaciones parecían ser tan naturales y poco forzadas, pero en ese momento sentí todo el progreso desvanecerse frente a mis ojos.

—Pues yo en cambio no tengo nada en contra de ellos. —Sonreí con suficiencia—. Mi filosofía se basa en que cada quien puede hacer con su vida lo que quiera siempre y cuando no afecte a los demás.

Al notar mi postura firme ante el tema supuse que quiso enmendar el daño, pero ya era demasiado tarde, había descubierto que era un cretino. Él simplemente dejó el tema atrás pero nada en la cita volvió a ser igual, la ligereza y complicidad que teníamos se había convertido en tensión y para el final de la tarde cada quien siguió su rumbo sin ni siquiera prometer vernos para una segunda cita.

No era extraño para mí haber terminado la cita de esa manera, mi prioridad no era conseguir una pareja, nunca la había sido. Rara vez alguien me convencía de salir en una cita, y las pocas veces que aceptaba una terminaban en decepción. Trataba de convencerme a mí misma de que no era una insensible que le buscaba defecto a cualquier hombre que se le cruzara, y es que para muchos era extraño que a mis veinte años no hubiera tenido una relación estable.

Yo no quería salir con alguien que no hiciera estragos en mi corazón, que pusiera mi mundo de cabeza solamente con un gesto o sonrisa. También temía terminar tan enamorada que no fuera capaz de tomar ni una decisión sensata.

Sí, parecía una contradicción inmensa, porque en toda relación había cosas buenas y malas, no podía simplemente obtener una parte sin aceptar también la otra.

Así que luego de una cita fallida  en la tarde de un sábado, llegué a mi residencia y repetí las cosas que solía hacer los fines de semana cuando me encontraba en absoluta soledad. Aquel día me convertí en la chica que hacía una rutina de cuidado facial mientras escuchaba canciones de amor y desamor que fingía entender, luego podría pasar horas leyendo alguna novela cliché, hasta que me ardieran los ojos y no pudiera hacer otra cosa más que dormir

Porque aunque nunca hubiese experimentado el amor en carne propia igualmente quería sentir, y mis pasatiempos podían al menos hacerme imaginar cómo sería vivir de aquella manera. Como siempre terminé llegando mi vida a un lado en el cual me sentía segura, en el que no tendría sufrimiento alguno y mi corazón estaría salvo.

***


El inicio de semestre podía resultar abrumador, luego de unas merecidas vacaciones de verano los estudiantes dejábamos atrás nuestras preciadas horas de sueño y las comidas a las horas reglamentarias. El lunes a primera hora de la mañana tuve que someterme al retorno de mi vida de estrés, cuando estaba de camino a la universidad aprecié los privilegios que volvía a perder. Era el precio a pagar por tener una profesión, y al fin y al cabo me acostumbraba a la rutina unos pocos días después.

Mientras tanto la universidad estaba abarrotada de estudiantes que se reencontraban con compañeros, o de los de nuevo ingreso que parecían totalmente perdidos en su intento de encontrar su aula de clases.

Unexpected LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora