Unexpected Love

13. "Marca Personal"

Capítulo 13

"Marca Personal"

Samuel

Mi vida había tenido diferentes contrastes, empecé viviendo con una madre descuidada en España, no tenía muchas cosas materiales. Pero no me interesaban las malas costumbres de mi madre, no cuando yo era demasiado pequeño para saber lo que pasaba. Al principio la amaba mucho, como cualquier niño amaba a la mujer que le dio la vida; sin embargo, ella no mostraba el mismo afecto hacia mí. A los cinco años mi padre me llevó a Nueva York con él, aprendí lo que era que al calor de una familia; luego de estar prácticamente solo pasé a tenerlo a él, a mi hermano y a su madre. En ese tiempo ya mi padre estaba casado con Lana, la noticia de un hijo perdido no le había caído de la mejor manera pero me bastaba con que mi papá y mi hermano me quisieran. Unos meses después de mi llegada Lana logró concebir a mi hermana, y una vez que ella había nacido nos fuimos los cuatro a Oslo.

Dejé atrás a Elizabeth, la mujer que por casi dos años me había tratado como una madre. También me separé de mi hermano, siendo obligado a verlo las pocas veces en las que él estaba de vacaciones. Mi mayor consuelo era tener a Lindsay, no pude estar más feliz y encantado de verla siendo solo una bebé alegre, esa pequeña bebé podría ser la compañera que no tendría por qué estar separada de mí.

Viví en Oslo desde que tuve siete hasta que recién había cumplido diez, ya a esa corta edad dominaba los tres idiomas de los sitios en que los había vivido. Era un niño que asistía a clases y aprendía rápido, sin embargo, las cosas en casa no eran las mejores. Harvey viajaba repetidamente y ya no era tan unido conmigo como lo era antes, parecía que cuando volvía solo podía tener ojos para Lana y Lindsay, yo en cambio pasaba más tiempo con las niñeras y los trabajadores de mi hogar.

Cuando tenía diez nos mudamos a Londres, había dejado atrás a mis amigos y conocidos de la niñez. Tuve que comenzar a adaptarme de nuevo, al menos me sentía alegre de que conocer el idioma de ese nuevo sitio, aunque a veces podían hablar de forma extraña. Los últimos años de mi niñez y los primeros de la adolescencia estuve allí, mis esperanzas de ser unido con Lindsay se esfumaron al notar que lloraba demasiado y que nunca parecía comportarse bien.

Mi relación con mi padre seguía igual, estaba presente pero no tanto como lo hubiese deseado. Lana en cambio se dedicaba a criticar cualquier cosa que yo hiciera, pero con los años aprendí a no prestarle la atención que ella deseaba. Fue mi fase de cambios hormonales, dejé de ser un niño para convertirme en un adolescente, me enamoré fugazmente muchas veces, tuve mi primera novia y de algún modo logré ser feliz de nuevo.

Era posible que con quince años todavía no fuese comprendido que la estabilidad no era algo de lo que gozara, cuando me enteré que debía dejar Londres me sentí igual de decepcionado que las veces anteriores. Ni siquiera tenía ánimos para despedidas, no las necesitaba, mi corazón ya se estaba acostumbrando a la amarga sensación de no pertenecer a ningún sitio. Cuando mis amigos se enteraron de que me había ido estaban muy tristes, mi novia dejó de serlo por obvias razones, sus deseos para mí no fueron alentadores y decía que nunca me podría haber perdonado el haberme ido sin avisar.

Quince años tenía cuando volví a Nueva York, ocho años fuera de una ciudad que de niño sentí como mía. Tenía de nuevo a Nate y a Elizabeth conmigo, eso contrarrestaba las cosas malas que me pudieron haber ocurrido en casa. De nuevo me tocó adaptarme a otro colegio, pero de inmediato noté las diferencias.

Atrás habían quedado esos amigos que me apreciaban por quien yo era, en Nueva York parecía tener a medio instituto intentando estar pegado a mí, solo que en ese momento el interés estaba de por medio. En Estados Unidos mi familia tenía fama y prestigio, buscaban en mí oportunidades de empleo, salidas pagadas y hasta en un par de ocasiones oí a algunas chicas queriendo tener mis bebés.