6. Punto de vista

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La primera prueba no había resultado ser tan difícil como me había imaginado: recibir un beso de Dylan Freen en el gran comedor.

Sabía que era un alumno de Hufflepuff que cursaba séptimo, había oído hablar de él. Decían que era un tipo bastante bonito, pero muy muy muy tímido.

El primer paso fue saber quién era sin la ayuda de mis compañeros.

- ¿Pero estáis seguros de que lo habéis visto en el colegio este año? – pregunté la mañana del viernes al no encontrar al chico por ningún lado.

- Nosotros no te diremos nada – contestó Lena.

- Pero...

- El tipo está aquí, Elna – Lily me sonrió. – No diremos nada más.

- Gracias – gruñí.

Ellos no ayudaban. Los retos eran individuales, punto y fin.

Decían que eso lo hacía más divertido. Ver la cara que ponía y descubrir la agilidad que poseía para hallar cosas; rodaba los ojos cada vez que comentaban alguna cosa parecida.

Faltaba un día por cumplir los siete; no quería empezar con menos diez puntos. 

Fue Roxy quién me dijo quién era ese muchacho, me lo señaló a lo lejos.

- ¿Se lo has contado? – preguntó Isabella.

- No, claro que no – me levanté de la mesa. – Solo le pregunté quién puñeta era ese tío.

- ¿Por qué a ella? – Lily sonreía divertida.

- Porque hace séptimo y es premio anual.

- Chica lista – Lena asintió. – Gánate ese beso, guapa.

No era mentira que el chico era atractivo, pero la timidez era un punto en contra en él.

- Hola – saludé con una sonrisa nerviosa al llegar a su mesa. – Soy Elna, la nueva. 

Su mirada conectó con mis ojos durante dos segundos antes de bajar la cabeza hacia su plato.

Apreté los labios con fuerza, ¿de ese había de recibir un beso?

Me senté de espaldas a la mesa, dejando una separación prudencial entre ambos, viendo a mis compañeros riendo descaradamente mientras Isabella y Scorpius me miraban con interés. Estaba segura de que comentaban todo lo que estaban viendo de mi "reto".

- Hola – repetí.

- Ho-hola – el chico cogía con fuerza el tenedor, mirándolo como si la vida dependiera de ello.

- ¿Qué tal?

- B-bien.

- ¿Eres Dylan Freen?

Resultó ser que sí, era él, su leve asentimiento me lo confirmó.

- Me han dicho que eres muy bueno en herbología, ¿es eso cierto?

- M-me gusta – su rostro era del mismo color que mí pelo, rojo intenso.

- ¿Podría preguntarte una duda que tengo? – me miró sorprendido. – Mis compañeros de clase no saben nada y quiero sacar buenas notas, ¿sabes?

- ¿Y e-el profesor?

- Bueno – me encogí de hombros. – Soy nueva y quiero conocer a gente. ¿Te importaría ayudarme?

La profecíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora