La profecía

15. Manos

Las vacaciones con la familia Potter fueron increíbles. Poder disfrutar de esa maravillosa gente en unas fechas tan importantes me encantó.

Después de la cena de navidad, nos volvimos a encontrar con la familia Weasley para comer. En esa ocasión todos íbamos vestidos de calle, permitiéndonos volar, correr y disfrutar de los alrededores de esa diferente casa.

Fue divertido, mucho, y todos enseñamos a Biel a volar.

- Serás bueno – le había dicho Harry en una ocasión.

Él simplemente infló pecho y quiso enviar una carta a los abuelos, comunicándoles tal alago.

Por otro lado, James me había pedido disculpas bajo la atenta mirada de la familia Potter. Había sido rápido, alagando el regalo que les había hecho en navidad, pudiendo calmar un poco esa tensión que había entre nosotros.

- Sé que escondes algo, Elna – me susurró mientras paraba la mesa. – No quiero que mis hermanos sufran por ti.

- Yo tampoco – le contesté sincera.

Su ceño fruncido se relajó cuando Lily entró en la habitación, empezando una conversación tranquila entre los tres. 

Días después, todos nos dirigimos a Kings Cross.

- ¿Me echaras de menos? – Biel rodeaba mi cuello con fuerza, escondiendo el rostro en ese lugar.

- Muchísimo – sonreí acariciándole la espalda.

- ¿Me enviaras cartas?

- Responderé a todas las que me envíes – lo aparté un poco para besar su mejilla. - ¿Te portaras bien?

- Sí – asintió contundente.

- ¿Estudiaras mucho?

- Madame Rousseau dice que soy un chico muy inteligente – alzó la barbilla. – Cree que sacaré muy buenas notas cuando entre en Beauxbatons.

- Solo si continúas estudiando – me puse de pie, acariciándole la cabeza. – Cuida mucho de él, malcríalo a mi nombre y deja las cosas muy claras entre todos.

- Hermanita – me abrazó Nil. – Gracias por todo.

Biel y Kai se unieron, pudiendo disfrutar unos segundos de una parte de mi familia.

- Disfruta, vigila y estudia – fue Kai quien besó mi mejilla al separarse.

- Si necesitas cualquier cosa, cualquiera, envíanos una lechuza; cogeremos el primer traslador.

- Gracias – sonreí cogiéndoles las manos.

- ¿Tenemos que hablarte de chicos? – alcé una ceja. - ¿Albus y tú...?

- Somos amigos.

- Vale – Kai se rio.

- Puedes tener sentimientos co...

- No continúes, por favor – alcé la mano, separándome un poco de ellos. – Nuestros padres me hicieron la charla antes de irme, no quiero otra.

- Nosotros no queremos darte la charla – negó Nil.

- Nosotros queremos que tengas claro que estamos aquí, te recordamos que no debes estar con nadie que no quieras, que no deben forzarte a más y...