28. Oculto

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Durante esa reunión con mis hermanos y amigos en Halloween, después de calmarnos y hacerme la primera prueba de embarazo, Kai estableció unas normas bastante estrictas para mí.

- ¿Cómo sabías que estabas embarazada sin la prueba? – preguntó Scorpius extrañado.

- Hay algo que solo tenemos las mujeres, se llama menstruación, y cuando dejas de tenerla, puede significar que estás embarazada – dijo burlona Lena.

- También puede ser por estrés u otros facto...

- Que en este momento no vienen al caso – Isabella hizo callar a Iu.

- Lo que quiero decir es – Kai los calló otra vez – que hay cosas que debes saber.

Nos contó un sinfín de cosas, desde los más habituales con la comida hasta los viajes que podíamos o no podíamos hacer.

Estaba sumamente prohibido beber alcohol, tomar cafeína o teína y fumar. Además de aconsejarme no tomar atún rojo, pez espada o tiburón, igual que los brotes crudos, carne poco hecha y sushi.

- En ese sentido – añadió – puedes estar tranquila. Nuestra dieta mediterránea es muy variada y no notaras casi la diferencia.

- Estoy en Hogwarts – murmuré. – Aquí es muy distinta.

- Podríamos hablar con los cocineros.

- Tendríamos que hablar con la señora Pomfrey, es la única que permitiría un cambio en la comida – murmuró Albus. – Es la enfermera, debe saber qué sucede.

- Estoy de acuerdo – asintió Nil. – Aunque creo que deberíamos ir y hablar todos con ella.

- ¿Por qué? – pregunté.

- No sé como trabajan aquí, pero en Beauxbatons necesitaban informes médicos mensuales – explicó Max.

- Debería ser así – asintió Hug.

- Si quieres, puedo llevarte yo.

- Claro que quiero – mis ojos se aguaron. – Eres de los mejores obstetramagos, Kai.

- Bueno – rio. – Gracias.

- ¿Qué más necesita? – Albus agarró mi mano, entrelazando nuestros dedos, sin dejar de mirar a mi hermano.

Contó que debía tomar vitaminas, las cuales me traería ese mismo día, además de hacerme entender la necesidad de comer entre cuatro y cinco veces al día, aumentando el consumo de frutas, verduras y pescado azul.

- Deporte, si puedes, todos los días.

- ¿Puedo nadar? – pregunté ilusionada.

- Deberías – asintió. – Y el quidditch...

- Nada de quidditch – negó Severus.

- ¿Cómo que...?

- Te limitaras a estar en las gradas, mirándonos y animando junto a los otros.

- No.

- Por supuesto que sí – asintió.

- Tu madre me contó que voló hasta los seis meses y...

- Que no – negó. – Mi madre no tenía una fuente de estrés constante y el especialista dijo qu...

- Yo no tengo una fuente de estrés constante.

- ¿Estás de coña? – alzó una ceja. - ¿Y el chiflado al que llamas hermano qué es? ¿Un poltergeist? 

Apreté los labios unos segundos, percatándome de la verdad.

La profecíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora