CAPÍTULO 22

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Matsuri jugaba con Shinki en el patio, mientras yo solo los observaba. A lo lejos podía darme cuenta que sería hermoso que fuéramos una familia aún cuando la madre de ella no estuviera de acuerdo y su padre estuviera en estas condiciones, no estaba seguro que Matsuri cumpliría su palabra de lo que prometió. Ella siempre cumplía con sus promesas según había escuchado de la boca de su madre la noche anterior que había pasado en esta casa. Cada rincón del lugar no parecía tener vida, era imposible creer que aquella mujer alegre y amorosa había crecido en este lugar. Ahora entendía porque ella había huido de este pueblo, el motivo del cual vivir encerrada en cuatro paredes me parecía sofocante. Matsuri cargaba a Shinki, jugaba con él escuchando sus risas del otro lado, me levanté de la banca para llevar las cosas que estaban tiradas en lugar donde estaba sentado para adentro. Veía como poco a poco  como la figura de la madre de Matsuri permanecía en la espera para que me acercara.

- Déjalo aquí, lo llevaré yo - me dijo ella tratando de quitarme las cosas pero me había negado a ello así que me adentré al lugar para dejarlo en su lugar.

- Es hermoso no crees...- me dije colocándose bien la mañanera gris que tenía puesta observando a Matsuri jugar con Shinki pero solo me limité a verlo lo mismo que ella - Matsuri siempre ha sido así, por ello es muy querida por los del pueblo y su amigo Meyko

- No creo que ella sienta algo por él - le dije confiado al recordar como Matsuri me había confesado su amor pero sin que le diera una respuesta de mi parte - Veo como él la ha tratado no tiene el derecho de hacer de esa manera las cosas.

- Meyko solo la protege de las personas mal intencionadas.

- Aún así él no tiene derecho para tratarla así, ella no parecía la misma cuándo llegó allá incluso aquí ella es diferente.

- Dices que ella no es feliz con nosotros- me dijo casi ofendiéndose

- Entiendo que es querer un hijo y brindarle el amor y la protección que necesita.

- Matsuri es nuestra única hija pero verla con ese niño me doy cuenta que no conozco a mi hija realmente. Al menos sé cosas que no debería saber señor Gaara.

En ese momento me quedé callado, se suponía que estaba en ese lugar para conocer mejor a Matsuri pero me había dado cuenta que el lugar donde vivía desconocía lo que realmente era. Una mirada sorprendida, no! Sabía quién era él y no quería decirlo hasta que lo mencionara.

- Conozco de usted y de su familia, que no le sorprenda eso. Matsuri es débil al encanto de su hijo pero solo tome la idea que hubiese pasado que ese niño no estuviera que no existiera, cree que las cosas fueran diferente y que mi hija lo hubiese escogido a usted? - me decía prepotente, esa idea ya había pasado por mi cabeza muchas veces, cada día que veía a ella jugar con Shinki pero a la vez se acercaba a mí preguntándome sobre mi trabajo para ayudarme.

- Puedo asegurarle señora, que Matsuri es una mujer fuerte he independiente - le dije serio - Es una mujer que no deja que nadie se meta con lo que más ama. Sí ella no fuera amarme ni a buscarme sin mi hijo le aseguro que yo lo haría.

- Un arreglo al pueblo, no es así señor Sabaku no Gaara... - me dijo ella cambiando repentinamente el tema de conversación aún sabiendo lo que me molestaba - Debe ser difícil gobernar gente a causa del miedo, no me sorprende que su castigo es tener todo menos el amor no es así. Con la idea de su padre en sus enseñanzas con su hijo.

- Lo que sea que ha echo mi padre no le concierne a usted - le dije con una mirada amenazadora

- Conozco a tú padre, todos los del pueblo saben quién es la familia Sabaku, adquirir poder en todos los pueblos para tenerlos en su dominio y gobernarlos. Su muerte fue su sentencia y la muerte de tú madre su castigo.

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