Salgo de casa luego de avisar a papá que iría por unas golosinas al supermercado, aunque realmente esté yendo a la cafetería por Erick.
Mis instintos dicen que no es una buena idea, que algo malo va a ocurrir. Pero nunca hago caso.
Y tal vez debería empezar a confiar más en mí.
Princesa: ¿Joel, vamos al cine?
Detengo mis pasos en la puerta, haciéndome a un costado para poder responderle.
Yo: No puedo, salí con papá.
Una mentira más para poder seguir.
Una herida más.
Me debato entre ingresar o no, pensando en qué es bueno para mí. Erick me citó antes, además no sería bueno que incumpliera con mi palabra. Por otro lado, Tatiana es mi novia, tiene más importancia y debo valorar su amor un poco más.
Princesa: Como sea, ya saldré con alguna amiga.
Yo: Amor, no te enojes. Realmente no puedo.
Mi mensaje no se envía por falta de saldo, y quiero golpearme fuertemente contra una pared. Pienso en ella, en ir a su casa para explicarle, pero no lo entenderá. Así como yo no entiendo por qué mis pasos me conducen hasta el chico de sudadera negra que se muestra ajeno a todo el bullicio que hay.
—Estoy aquí —aviso al llegar, mirando sus manos que están sobre la mesa y se encuentran lastimadas.
—Gracias —susurra, sonriendo un poco, aunque sus ojos no se muestran felices.
—¿Para qué me necesitas? Soy inservible.
—No creo eso —muerde su labio tímidamente—, si lo fueras estarías triste, como yo.
—Pues deberías dejar de creer en todo lo que ves.
Nadie muestra la verdad, todos se ocultan detrás de una máscara para quedar bien y no ser catalogados como estorbos. Yo me oculto en sonrisas.
Sonrisas falsas.
—Y-Yo... bueno, yo...
Su discurso queda en simples balbuceos cuando llega un tipo desconocido y lo coge bruscamente por el brazo. Me levanto deprisa, pero me quedo estático.
—¡Eres una perra! ¿Con él me estás engañando? ¡Responde!
***
No tengo nada para decir.
Besos.
