Giro hacia la derecha con la intención de dirigirme el baño porque ya llevo cuatro vasos de esa bebida gasificada, sin embargo, termino chocando con alguien, con otra persona que al parecer quería ir por la dirección en donde yo estaba.
—¡Perdón! —me disculpo, sacudiendo mi mano por lo pegajosa que se encuentra, tratando inútilmente de limpiar la camisa que me coloqué para la fiesta-pijamada.
La otra persona se limitó a negar, pero por más que esforzaba a mis ojos para ver con más profundidad, las luces-discoteca no me dejan. Realmente quiero descubrir quién es el susodicho o la susodicha para volver a disculparme correctamente, mirándole a la cara y brindando una falsa sonrisa.
Pero no pasó, más bien fui sujetado por el brazo y arrastrado hacia el patio por Johann, que ni siquiera sé en qué momento apareció.
Me estaba escudriñando con la mirada, fruncido el ceño y estirando los brazos para mantener el equilibrio.
Su comportamiento me deja confuso por varios minutos, mis ganas por ir al baño se habían esfumado con el aparatoso incidente, mi mano continuaba sintiéndose extraña y la parte sucia de la camisa se adhería a mi piel. El viento juega con mis rizos, llevándolos a todos lados, bailando al compás de la música electrónica que empezaba a sonar.
—Tienes... no puedes acercarte a él —balbucea, sujetando mis hombros.
—¿De qué hablas? Mejor deberías ir a dormir, estás pasado de tragos —me apresuro en contestar, intentando caminar con mi amigo hacia su habitación, pero no muestra una mínima pizca de querer irse.
Nueva poniendo sus dedos en mi boca para callarme.
—Nosotros, nosotros no somos enfermos —hipa alto, carcajeándose por segundos hasta que retoma la conversación—. N-Nos gustan las... mujeres, co-como debe ser.
Me quedo en silencio, escuchando sin prestar atención a sus palabras.
—Albert es bisexual —le recuerdo—, ni siquiera eres consciente de lo que dices.
—Pero... pero a él le encantan más las chicas y volverá a ser como tú, como yo, como Christian —hunde su dedo en mi pecho mientras nos menciona, tambaleante por el alcohol en su sistema—. No te dejes ensuciar, Joe.
¿Cómo pretende que no me ensucie cuando desconozco lo que soy, lo que quiero, lo que me gusta? ¿Cómo? Todos me dicen cómo actuar, y no quiero escucharlos más.
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Bueno. No sé qué decir, yo me hago las mismas preguntas actualmente.
Me frustro mucho por eso, por querer descubrirlo.
Besos.