Los días, las semanas, los meses pasaron a gran velocidad. Apenas ayer estaba diciendo a mi padre que no iba a viajar con él, ocasionando una discusión entre los tres por culpa mía. Y hoy ya estoy finalizando la secundaria.
—¡Fiesta en mi casa!
Escucho el grito de algarabía por parte de Johann, siento como rodea mi cuerpo con su brazo y me renuevo incómodo, aunque trato de sonreír para que no lo note.
—C-Claro.
—¡Somos futuros universitarios, Joel!
Mentiría si digo que mis notas fueron las mejores, decayeron totalmente y apenas son suficientes para haber concluido el año u obtener alguna clase de beca. Cada vez que discutía con Tatiana solía estresarme mucho, ingiriendo una pastilla para dormir cada noche o no podía hacerlo por cuenta propia. Buscar ideas para regresar eran cada vez más difíciles.
—Alumnos, tienen que pasar al estrado en diez minutos —avisa la secretaria y se retira del aula.
Albert comienza a grabar las bobadas que hace junto a Christian y Johann. Tomándose miles de fotografías y riendo estruendosamente. ¿Por qué ellos sí y yo no? ¿Cuál es la diferencia? ¿Qué hago mal?
—¿A dónde vas, Joelin?
—Al baño —respondo simple, sonriendo un poco.
Cada paso que doy se siente como si pisara piedras calientes, una fuerte opresión se siente en mi pecho y mi cabeza comienza a doler. Tal vez debe ser porque no he comido nada desde el almuerzo del día anterior, cada vez reduzco más las porciones para estar con una buena figura.
Logro divisar una pareja a lo lejos y rápidamente me escondo detrás de un estante para que no me reconozcan.
Es él y su novio.
¿Ser gay es un pecado y por eso lo paga así?
Desde aquel día en la cafetería no volví a saber más de él, absolutamente nada de nada. Ningún mensaje. No lo veía por los pasillos. Tampoco por accidente en los baños. Era como si hubiese desaparecido de un momento a otro, pero ahora está aquí, vistiendo un bonito traje de color azul.
Llego al baño cuando los gritos se dejan de escuchar, pasando desapercibido entre un tumulto de estudiantes gozosos por graduarse. Mojo mi rastro con el agua fría, tratando de tranquilizar mi respiración. No escucho cuando la puerta es abierta, mucho menos cuando alguien se posiciona detrás de mí.
—Joel...
Cierro el caño, volteando confundido al escuchar el sonido de su voz, abriendo la boca y cerrándola al notar sus ojos enrojecidos y con marcadas ojeras. Hay un hilo de sangre bajando por su barbilla, y su nariz se nota inflamada.
No brilla, y ahora me doy cuenta que desde que lo conocí nunca lo hizo.
Simplemente existe.
Existimos en este mundo nada más.
—Erick... ¿Qué pasó?
No sé cómo, no sé por qué, no sé qué ocurre.
Pero de un momento a otro tengo sus manos sujetando con fuerza mis mejillas, sus labios moviéndose con desespero sobre los míos.
Me está besando.
Le correspondo con las mismas ansias.
Y por primera vez, estoy sintiendo un revoltijo en mi estómago mientras lo sostengo por la cintura con delicadeza.
¿Qué es el amor?
¿Qué es el bien y el mal?
▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃
***
Bueno, hasta este capítulo lo escribí en dos noches, así que ahora tendrán que esperar un poquito más para las actualizaciones.
¿Qué opinan al respecto? ¿Les gustó? ¿Lo esperaban?
Es uno de mis favoritos.
Digamos que este es el fin de la primera parte.
Besos.