Yo: Amor, deberíamos hablarlo. Yo te quiero.
Yo: Por favor, Tati, no me hagas esto. No podré seguir si tú me dejas.
Continúo mirando las pastillas que están en mi mano, decidiendo entre ingerir todas a la vez o una por una.
¿Qué debo hacer?
¿Cuál opción me quita el sufrimiento para siempre de manera efectiva?
Yo: Iré a tu casa para solucionarlo.
Princesa: Joel, acepta mi decisión.
Yo: Y tú la mía. Voy ahora mismo.
Arrojo el frasco junto a las pastillas, secando mis lágrimas y saliendo de casa para ir por ella. En todo el camino voy pensando en si cometí algún error, tal vez algo tuve que hacer para que tomara esa abrupta decisión. Ella siempre quiere lo mejor para mí, tal vez me equivoqué con algo, no hay otra explicación. Seguramente sigo sin ser bueno besando o haciéndole el amor.
Golpeo la puerta con un poco de fuerza, llamándola a gritos para que me escuche.
—¡Tatiana! ¡Princesa, vamos a hablar!
Muerdo mi labio, hundiendo las uñas en cada dorso de mis manos, arañando mis brazos y respirando pesado mientas espero. Doy vueltas en mi lugar, intentando mantener la calma.
Suelto un suspiro de alivio cuando abre la puerta, aunque me lleno de preocupación al ver sus ojitos hinchados.
—Mi amor, ¿qué ocurre?
—¿Por qué no me dijiste que te ibas?
Joder con mis amigos.
Niego mientras ingresamos a la casa, yendo a su habitación enseguida. Sus padres no están por temas de su trabajo, y me preocupa realmente que se quede sola.
—Princesa...
—No quiero que te vayas —musita, sentándose en la cama.
—Todavía no es nada seguro, pero podremos tener una relación a distancia.
—Son una basura —reclama—. ¿Ya no sientes nada por mí? ¿Por qué te vas?
Niego luego de ponerme a su costado. Supuestamente vengo porque íbamos a terminar, pero más bien es una inseguridad que tiene, y no quiero que esté así.
—Tati, te quiero muchísimo. Pero mi padre quiere que viaje con él.
—No lo hagas, Joel. Por favor, yo te necesito. Si te vas sabré que no te importo y que esto se termina.
No puede estar hablando enserio.
—Tati...
—Te suplico que te quedes, por favor, por mí.
¿Qué cosas no haría por ella?
Asiento, abrazando su cuerpo y besando su cabeza.
—De acuerdo, no me iré.
Subconsciente: estúpido.
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Besos.