9.¿Solo a mi misma?

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Ya era domingo, me levante como siempre y me fui a bañar, este día no me vestí como normalmente lo hacía, me puse un buzo negro, zapatillas y una polera verde suelta, parecía la imagen de mi hermana y el porque me había vestido así, ni yo lo sabía. Desayune en mi departamento como era común y por fin termine el trabajo de historia, lo académico no era algo en lo que me fuera mal, normalmente sobresalía del promedio de la clase, pero quería quitarme algo de encima.
Mire el reloj, faltaba una hora para almorzar, el trabajo me demoro más de lo que me hubiera gustado, salí a dar un paseo, esta vez estaba rezando para que no me topara con nadie, evidentemente no fue así.

—¿Kyoko-chan?—levante mi mirada del piso, Angelica me miraba confundida, ese día llevaba unos jeans celestes, con una blusa blanca y zapatillas—¿Te pasa algo?, te ves decaída—podía notar preocupación en su voz.
—Solo estoy cansada—me excuse—acabo de terminar el trabajo que dejaron para mañana y creo que me agobie—a Angelica no le convenció mucho, pero hizo el esfuerzo por sonreír.
—En fin—dijo ella volviendo a su ánimo de siempre—tengo que volver a la residencia, no eh avanzado nada desde la vez que nos juntamos, nos vemos Kyoko-chan—me despedí de Angelica con la mano, vi como se iba de reojo, estaba segura que seguía preocupada por mi, pero no podía contarle lo de Peko Pekoyama, si no tendría que explicar lo de que soy detective y eso era algo que no podía permitir, no por ahora.
Camine sin rumbo por los terrenos de la academia, solo estuve pensando en la propuesta de Peko Pekoyama.
¿Por qué demonios no la acepto?, la mismísima Espadachín Definitiva vino a tu casa a ofrecerte ser su alumna, ¿que es lo que me impide aceptar?, ¿porque hay una parte de mí que quiere negarse?, aunque no veía necesario aceptar, si era una gran oferta y podía cuidarme mucho mejor yo sola, pero mi seguridad no me importa mientras pueda cumplir mi deber.

—¿Será que Taiki Hinata te tiene tan distraída?—Mizu llevaba su típica ropa deportiva, a su lado se encontraba Aloysius, él vestía una camisa blanca con una corbata azul, jeans negro y zapatillas, parecía algo nervioso, incluso ¿inseguro?, debo estar imaginando cosas.
—Para con eso—dije mirándolo fríamente, vi como le dio un escalofrío con solo sentir mi mirada.
—Has cambiado mucho—me miró fijamente a los ojos—no eres la misma chica de hace 3 años.
—Si como sea—será idiota, claro que cambié—¿Que es lo que quieren?
—Yo no quiero nada, pero Toga si—mire a Aloysius.
—Tu conoces a Komaeda-san ¿verdad?—la cara de Aloysius se tornó algo roja.
—O...—puse mi mano en mi pera—así que era eso, se muchas cosas, pero tú también sabes otras varias.
—¿Que demonios quieres a cambio?—dijo frustrado Aloysius.
—Quiero que busques toda la información posible de los estudiantes de Kibougamine—ambos abrieron los ojos—y no me refiero a sus perfiles de ahora, si no a todo su pasado.
—¿Para que demonios quieres todo eso Nae?—pregunto Mizu.
—Esa información no es parte del trato—dije seriamente.
—Está bien, pero si es así no va a ser solo un consejo—me exigió Aloysius.
—¿Te vasta sus posibles ubicaciones hasta las 7:00pm, consejos y sus gustos?—pregunte retirando mi mano de mi pera.
—Me vasta—estrechamos nuestras manos.
—Carajo, esto parece mercado negro—dijo Mizu rascándose la cabeza.
—Te diré todo lo que pueda, pero mientras almorzamos—dije mientras caminaba directo hacia el edificio de la academia.

Nos sentamos en una de las mesas pequeñas de la cafetería, ese día la cafetería estaba bastante vacía, bueno era normal, después de todo era fin de semana, comimos tranquilamente, aconseje como pude a Aloysius, también le comenté que tendríamos que buscarla por ciertos lugares ya que a Natsuki no le gustaba quedarse haciendo nada, así que se movía de aquí para allá, por simplemente querer hacer algo productivo.
No entendía porque Aloysius se sentía atraído hacia Natsuki, no digo que sea mala o algo por el estilo, Natsuki era un chica alegre y que se preocupaba mucho por el resto, la verdad es que me sorprendería más que Natsuki le correspondiera sus sentimientos, después de todo Aloysius era un chico terco, presumido y muy arrogante, lo único que le encontraba de bueno es que pensaba como un ganador, siempre se esforzaba aunque no lo pareciera, mira hacia adelante manteniendo fija una meta y siempre se lograba lo que proponía.

Danganronpa: Los pilares de la Esperanza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora