3.Cortaron la pieza, para terminar el rompe cabezas

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Después de salir al gimnasio me dirigí con mi madre a la escena del crimen.
Cuando llegamos Tsumiki-san ya no estaba. Estaba observando el mensaje de la pared con sangre. Mi madre se me acercó por atrás y me tocó el hombro.

—Llegaron bien—la mire—ninguno de los dos a entrado en coma, actuaste a tiempo—volví a mirar la pared que contenía el mensaje, el gimnasio podría ser el último lugar donde respire eso era lo que decía el mensaje.
—No hay que perder más tiempo—me di la vuelta y me dirigí al cuerpo de la fallecida chica.
Parecía haber muerto por un golpe en la cabeza, o por lo menos eso señalaba la grieta en su lado derecho de esta.
—¿La habrán golpeado tan fuerte?—pregunte señalando sus ojos que colgaban de sus cuencas vacías.
—Estoy segura que un humano no podría hacer eso—dijo mi madre mientras revisaba las fichas médicas.
Volví a mirar el cuerpo, en su mano había pintura fluorescente, en la otra un cuchillo de cocina, ¿para defenderse?, fue lo primero que se me pasó por la cabeza, pero ¿como había llegado el cuchillo allí? ¿acaso la víctima sabía de antemano que iba a ser atacada?
La víctima es Kohana Ishikawa—mi madre me saco de mis pensamientos—casi de 19 años, fue atendida ayer alas 7:14pm por tener fiebre, después de tomar una pastilla para el dolor se retiró de la enfermería—la mire algo confundida ¿si fue atendida ayer porque está aquí? Y más importante ¿como lo sabía Tsumiki-san?—no seas apresurada aun hay más, se le volvió a atender hoy a las 7:05am—cinco minutes después de que abrieran la enfermería—presentaba los mismos síntomas que el día anterior, así se quedó en la enfermería para que cuidaran de ella—mi madre paro de leer el archivo. A la hora en que ella fue atendida yo debía de haber estado empezando a jugar videojuegos con Taiki.
Komaeda-sensei había ido a buscar a Tsumiki-san al rededor de las 8:00am cuando había empezado a la clase, Tsumiki-san había estado fuera máximo 10 minutos desde las 8:00am ¿acaso al asesino le dio suficiente tiempo para entrar en la enfermería y matar a Kohana? no... algo no me calza, incluso si Kohana tenía fiebre debía haber peleado por su vida, no creo que la hayan matado mientras estaba en la camilla, después de todo debería de haber sangre en esta, pero no había señal de forcejeó en el lugar, probablemente Kohana se levantó por decisión propia, definitivamente debió de haber escuchado que alguien entraba, tal vez no pudo distinguir quién era, porque la pared de vidrio no permitía ver con claridad.
Entre a la habitación sin tocar el charco de sangre, no había nada extraño ahí, o por lo menos a primera vista, revisé la caja con diferentes medicamentos, me agache para revisar abajo de las camilla, había un bolso, lo saqué y lo abrí, en el había un par de cuadernos, unos lápices y un archivador, ¿será el bolso de Kohana? abrí uno de los libros, efectivamente era su bolso, su nombre estaba escrito en la primera hoja, probablemente por si se le llegara a perder se lo pudieran devolver, una pequeña foto me llamó la atención, en ella había una chica de pelo corto y verde, Kohana, al lado de ella había un chico que le besaba la mejilla, ¿su novio?  di vuelta la foto, Para la mejor chica de este universo, tu Romeo, ahora estaba segura de que se trataba de su novio.
Mi madre había entrado a la habitación, se acercó a la camilla y saco el cojín, en la parte del colchón donde antes se encontraba el cojín había un tajo lo suficientemente grande y profundo para guardar un cuaderno o tal vez ¿un cuchillo?
—Ponte los guantes—agarre unos guantes que solía llevar en mi bolsillo, me los había regalado mi madre para mi cumpleaños número 16, era iguales a los que ella solía ocupar—encontré esto en su bolsillo—me pasó un papel con algo de sangre, te advertí, eso era lo que estaba escrito en el papel.
—¿Crees que este papel era una amenaza y que se había preparado con antelación porque sabía que iba ser atacada?—pregunte, aunque yo también lo creía.
—Es lo más probable—puse mi mano en mi pera, justo como solía hacer mi madre, en verdad termine imitando su gesto, porque cuando era niña creí que eso me hacía ver más sería, pero para mi padre solo me hacía mas adorable—creo que deberíamos hablar con su clase—asentí—ve a la oficina de tu padre, te veré ahí en un rato.
Salimos de la enfermería.
—Creo que iré a buscar a alguien—dije dirigiéndome a la sala de profesores.
—Bien—mi madre se fue bajando los pisos.

Danganronpa: Los pilares de la Esperanza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora