15.El fuego por fin se apago ¿no?

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Tiempo, había pasado una buena cantidad de tiempo, había pasado tiempo desde esa conversación a las afueras de mi departamento, en palabras más concretas, me quedaban menos de dos meses para terminar mi primer año en Kibougamine.
El sol me llegaba a la cara esa tarde, me sentía extremadamente cansada, los exámenes no estaban tan lejos y para colmo no sabía de qué se trataban, no habían definido materia y nada por el estilo, todos estábamos sumamente estresados, hasta la relajada de mi hermana estaba nerviosa, retomé mi lectura con el libro que tenía al frente, no era nada interesante, solo leía para poder desestresarme.
—Sabes, hay mejores cosas que podrías estar haciendo—levante la cabeza para ver una peli negra de ojos verde.
—¿Como que?—la chica se sentó a mi lado.
—No lo se—dijo mientras se apoyaba en árbol—podrías aceptar la invitación a la fiesta de esta noche.
—Ya te dije que no me interesa salir de fiesta, Takawaru-san—pase la pagina de mi libro.
—Hay chica—dijo con su típico acento—ósea deberías vivir tu vida.
Masumi Takawaru, la Estudiante Modelo Definitiva, una chica muy a la moda y alguien que le encantaba llamar la atención, no solía conversar mucho con ella, ya que esa chica vivía a cien por hora, no solía verla en la residencia, siempre tenía secciones de fotos o tenía que grabar videos vistiendo ropa, ni siquiera Tara estaba tan ocupada, no sabía como se mantenía tan energética.
—Ya se—Masumi se levantó y salió corriendo a toda velocidad, yo solo negué con la cabeza.
Al rato volvió cargando a una Angelica y algo que deduje como mi gata.
—Ahora Angelica—grito Masumi cuando la soltó.
—Ocupa tu poder maligno demonio—Angelica puso a mi gato al frente mío, al principio todo me parecía normal, pero a los segundos los ojos de Celestia se volvieron cristalinos.
—Miau—mi gata parecía apenada, empezó a encoger sus ojos y mostrar una expresión triste.
—Bien iré a la estupida fiesta—dije desviando la mirada de mi gata—¿felices?
—No te preocupes chica—dijo Masumi—me encargaré que la pases genial—después de eso se fue.
Mi gata empezó a caminar tranquilamente hacia las residencias.
—Traidora—dije mirándola, mi compañera de hogar ni se molestó en mirarme.
Mire a Angelica, ella solo me sonreía.
—Ustedes no tiene cura—dije. Angelica río un poco, después de conversar un rato se fue a su casa no sin antes gritar.
—Nos vemos a la noche—grito mientras se iba.
—No sabía que eras de fiestas—mire a mi a un lado, una chica con una laptop en los brazos me miraba.
Ai Shimasu era una chica del curso secundario, que con esfuerzo había logrado pasar a la clase principal, la gente que lo lograba hacer eso no era mucha, pero ahora no era imposible, siempre se dejaba un hueco en las clases para que alguien del curso secundario lograra entrar, la habíamos conocido a mitad de año, a todos le pareció una chica amable o simpática, yo solo la ignoré al principio, porque en realidad a mis ojos era tía mas falsa que había visto, pero tenía sus cosas buenas, sabía lo que era trabajar duro y tenía la meta de ser la esperanza de los de curso secundario.
—No es como si tuviera opción de negarme—dije pasando de pagina.
—¿Quien diría que la chica con cara de póker es débil frente a una gata?—Ai parecía entretenerle eso—bueno nos vemos a la noche—después de eso se fue.
Decidí volver a mi departamento, no quería ir con en uniforme a una fiesta.
Llegue a mi departamento y me cambié de ropa, me puse unos cargo algo sueltos de color negro,unas zapatillas de color blanco, un top blanco y un suéter verde oscuro arriba.
Eran las 9:56pm, iba llegar un poco tarde, pero tampoco es como si yo fuera el alma de la fiesta.
Camine por los terrenos de la academia y llegue hasta un pequeño edificio, la música se escuchaba desde afuera, ese era un edificio para eventos, los estudiantes solían pedir permiso para montar fiestas, aunque esta vez solo había gente de mi año, pero no solo Estudiantes Definitivos, si no también los del curso secundario, que eran al rededor de unos cuatro cursos.
Entre al lugar, estaba segura que todos estaban ahí, apenas entre sentí que alguien se me vino encima.
—Si viniste chica—Masumi parecía más feliz de lo normal—espérame unos minutos, que en poco tiempo la vas a pasar grande.
—Kyoko-san—me giré a escuchar la voz de una peli café—da gusto verte.
—Pensé que no eras tanto fiesta, Shizu-san—la chica sonrió.
—Ya sabes cómo es Masumi—se sonrojó un poco—le gusta presumir de su novia.
Shizu Inpi pertenecía a mi clase, su título era la Estudiante Diseñadora Definitiva, ella y Masumi ya eran pareja antes de llegar a Kibougamine, se conocieron cuando eran unas crías en el mundo de la moda, ambas siempre quisieron llegar a Kibougamine, por eso trabajaron juntas para lograr su meta y según Masumi en el camino se enamoraron.
—Según yo quiere presumir de tu cuerpo y del suyo, pero no se como lo verás tú—Shizu se sonrojó hasta las orejas después de escuchar mis palabras.
—No creo que sea eso—dijo aún sonrojada.
—Pero si la chica tiene razón—Masumi apareció por atrás abrazando a Shizu—tienes un increíble cuerpo.
—MASUMI—gritó Shizu.
—¿Dije algo malo?—Masumi me miro.
—Según yo no—dije poniendo una mano en mi cadera.
—No ayudas Kyoko-san—Shizu me miraba con la mala cara. Antes de que pudiera responder alguien me jalo hasta unas escaleras cercanas que llegaban al segundo piso, no había nadie por ahí.
—No sabía que eras una fiestera, detective Kirigiri—Kukiko Orik, la Estudiante Grafitera Definitiva.
Estoy drogada, detective Orik—dije sonriendo sin dientes—pusieron droga en mi comida de esta mañana—Kukiko negó con la cabeza mientras reía levemente.
—Venga siéntate—me senté en la escalera al lado suyo.
—Escuche que eres la nueva líder de Crazy Diamond—dije.
—Si, pero es estresante preferiría que Majime lo fuera—apoyo su cabeza en mi hombro—yo apenas me paso por el barrio y desde que entré a Kibougamine casi no e ocupado mi moto.
—¿Volverás en las vacaciones a la ciudad?—pregunte.
—Es lo más probable—dijo mirándome a los ojos—tengo que estar con la banda todo lo que pueda, que dos lideres se hayan muerto casi el mismo año—volvió a mirar al frente y negó con la cabeza—es demasiado, además—se acurrucó a mi lado —puedo confiar en ti para que resuelvas todos los casos de Japón—la abrase por la cadera y la acerque a mi, ella ni siquiera se quejó, puso su cabeza en mi cuello y se quedó ahí un rato.

Danganronpa: Los pilares de la Esperanza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora