20.Tu verdadero talento

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Me despedí de Taiki y me fui a la residencia femenina.
Cuando estaba a medio camino sentí una mirada.
—¿Todo bien?—mire a Kukiko.
—Depende—dijo posicionándose al frente mio, veníamos de lados contrarios—no quiero quitarte mucho tiempo, solo quiero darte esto—me paso una chaqueta de cuero negro, tenia muchos estampados, de crazy diamond, Kibougamine, el símbolo de los pilares, una katana, entre otros—feliz cumpleaños, se que no es un regalo caro, pero quería darte algo—me la puse con cuidado, me quedaba un poco grande, pero aun así era perfecta.

Mire a Kukiko a los ojos, pase mi mano por su mejilla y luego la abrace y ella hizo lo mismo.
De repente su agarre se apretó más.
—Cuando supe lo de la explosión—dijo—pensé que te había perdido—se acurrucó en mi cuello, comencé a caerle cariño es tu cabeza.
Conocer a Kukiko realmente fue un milagro, cayó del cielo en el peor momento de mi vida.

...

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Pensé que los detectives trabajaban solos—en ese momento conocí a Kukiko, era algo ingenua para ciertas cosas, recién empezaba como detective.
—Los adultos trabajan solos, a los menores de edad los ponen juntos—en ese momento no me interesaba mucho, era solo una persona más en mi vida, no era la primera vez que me tocaba trabajar con alguien, seria algo rápido y todo acabaría, o por lo menos eso creía...

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Ese día inició uno de los casos más complejos de mi vida, no porque fuera difícil de resolver, si no lo que perdí al hacerlo.

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Nos demoramos 1 año entero en acabar con todo y en tan solo ese año Kukiko se convirtió en una de las personas más importantes de mi vida a lo mejor incluso más que eso.

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—Se acabó—dijo mirando el cielo.
—Si—me puse mi chaqueta—por fin se acabó.
—Oye—la mire—¿nos volveremos a ver?—en ese momento tenía casi 15 años—digo...—miro hacia otro lado—quiero seguir viéndote.
—Yo... no lo creo—si lo pensaba las posibilidades eran muy pocos, Kukiko era de una clase social muy baja y yo había crecido rodeada de todo lo que quería y las posibilidades de nos tocara un caso juntas en el futuro eran muy pocas, éramos de mundos muy distintos, pero aun así...—yo... también quiero volver a verte—nos quedamos en silencio, mirándonos, sin decir absolutamente nada, no era necesario, el sonido del celular de Kukiko arruinó el momento.

—Está bien—alguien me hablaba al otro lado—estaré allí en cin...—me miro un momento—en 1 hora ¿puede ser?—se quedo un poco en silencio—lo prometo... gracias—después de eso corto.
—¿Te vas?—dije, derrepente me empujo a mi cama y me sentó—¿que hac—se tiro arriba mío y me abrazo.
—No quiero tener que decir adiós.
—Yo tampoco... belleza—lo último fue un susurro, no sabía si lo había escuchado y si lo
hizo estoy feliz que no dijo nada después, solo nos quedamos abrazadas, hasta que tuvo que irse...

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Caminaba por los pasillos de Kibougamine, buscando un lugar para estar tranquila, sin que nadie de mi clase me invitara a algo o instigar que me incluyera. Fui a una azotea escondida, no muchos sabían de su existencia, era un poco enredado encontrarla, ahí solo había una banca que daba vista a toda la ciudad. Me senté y cerré los ojos.

Danganronpa: Los pilares de la Esperanza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora