8| Encontronazos con todo el mundo

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-¡West! -grita Naomi al verme cruzar la puerta del salón, le regalo una media sonrisa, aunque no estoy de humor

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-¡West! -grita Naomi al verme cruzar la puerta del salón, le regalo una media sonrisa, aunque no estoy de humor. El estrés, las sensaciones de ayer y la botella de whisky que bebí me causaron un dolor de cabeza terrible.

-Hablaba con Alejandra sobre una fiesta que darán los de último año, ¡tenemos que ir! -decía mi amiga con efusividad, sus ojos oscuros brillaban de la emoción y sus labios tenían una sonrisa llena de felicidad.

Agh, la gente feliz me enferma.

Ruedo los ojos y suelto un resoplido.

-Naomi, sabes que no me gustan las fiestas... -le recuerdo incómodo.

Ella ríe un poco y pregunta divertida:

-¿Será porque la última vez te emborrachaste y vomitaste en los zapatos de Lorenzo?

Ahogo una risa con mi mano, pero me es inevitable, Naomi me hace reír a carcajada limpia.

Es que ese fue el mejor día de mi vida.

Recuerdo que tomé unas cuantas botellas de champagne, además de unos chupitos de vodka.

Me pasé ese día con el alcohol...

-Y creo que por esto eres mi mejor amiga -le digo señalando mi sonrisa y guiñándole un ojo.

-¿Solo por eso? -cuestiona alzando la voz y arqueando una ceja. -Creía que era la única que aguantaba tus bruscos cambios de humor y tu obsesión con Lukyan... -comenta maliciosamente en un tono peligrosamente alto.

¡Ya nos exhibiste!

¿Qué quieres de mí, Naomi?

-¡No lo digas así! ¡Lo odio! ¿Entiendes? -exclamo haciendo que todo el salón escuchara, incluido el profesor que venía llegando.

-¿Otra vez hablando del señor Vólkov, Valli? Creía que había superado ese tema hace tiempo -dice en tono de reproche y negando con la cabeza.

Chasqueo la lengua.

Lo que faltaba.

Escucho risas y murmullos de parte de mis compañeros, hasta una bola de papel me cae en la cabeza.

"Te han humillado, mi amigo"

El leer su contenido me hace arrugar el papel al instante y hacerlo pedacitos de la rabia, mis manos acaban rojas de lo fuerte que despedazo el papel.

Nadie se burla de mí y acaba bien parado.

-¿Otra vez metiéndose dónde no se le llama, profesor? Creía que usted era respetable -le contesto con rabia al hombre, el que voltea sorprendido, esta vez las risas y los comentarios están de mi lado y se siente muy bien.

Mire eso y supérelo, señor.

El viejo profesor ríe un momento, pero parece pensar un poco el asunto y exclama haciéndome pegar un brinco:

¡Un rival de otro planeta!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora