Un emo que no soporta que hagan chistes de su corta estatura, un gobernante de una galaxia destruida y una serie de sucesos que los llevarán al fin del mundo.
Cuando una noche una alta figura se cuela en su patio trasero y West descubre que no solo...
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Al día siguiente del ataque de pánico me quedo en casa, esto por las secuelas que este puede traer, como taquicardia y dolor de cabeza, estrés, entre otros.
Al menos no te moriste.
Toda mi familia está al pendiente de lo que hago, de si como, de si me quedo mucho tiempo solo o de si intento saltar por la ventana.
Lo último le pasó a un amigo, no a mí.
Te lo creerá el de la esquina.
-¿Cómo te sientes? -pregunta mi papá. Se le ve preocupado, él siempre está preocupado cuando se trata de mí. Su cabello rubio, igual al mío, se ve opaco y sin vida, esto le pasa cada vez que se preocupa por mí y no me gusta llevarme ese mérito, ya que le destruye por dentro saber lo que sufrí y que siga sufriendo hoy en día, y que no pueda hacer nada para impedir mi aflicción.
-Bien -cuando una persona que acaba de sufrir algo traumático te contesta que está bien es que está todo lo contrario.
Roto. Destrozado. Mal. Con ganas de morir. En pedazos. Horrible. Muerto. Como puré de papa.
-Estoy bien -vuelvo a decir y fuerzo una sonrisa, por la cara de mi papá sé que no me cree.
Él se cubre la cara con las manos por unos momentos, se pasa las manos por el pelo. Se le ve cansado.
-Debimos alejarte de ese muchacho en cuanto pudimos, te hizo mucho daño -dice arrepentido.
Niego con la cabeza.
No tiene caso.
Mi progenitor hace una risa llena de ironía, para luego decir:
-Y pensar que todos sabíamos en el fondo lo malo que él iba a ser para ti.
Miro a otro lado.
No puedo evitar pensar que todo es mi culpa.
-Debí haberme dado cuenta, tranquilo, papá.
Antes de que mi padre replique algo mi hermano mayor lo llama desde arriba. Mi padre me lanza una última mirada de hablaremos de eso más tarde y sube las escaleras.
Me siento más aliviado al encontrarme solo. Apoyo la cabeza en el sillón en el que me encuentro y miro por la ventana que da a la calle. Pienso en que no debí hablarle así a Naomi y que no debí reaccionar de esa forma por las palabras de Lukyan, quizás me estaba tomando el pelo y él no tenía intención alguna de parecer mandón o hacerme daño alguno.
-Idiota -susurro mientras tarareo la misma melodía de ayer. -Soy un idiota sin remedio -vuelvo a susurrar esta vez hundiéndome en el sofá y casi fusionándome con él.
-West y la nada sentados en un árbol... -escuché esa irritante voz un poco lejos y después detrás de mí, mi hermano mayor me observaba.
