ADVERTENCIA: peleas familiares, emociones complejas. Recomiendo mucha paciencia hacia ciertos personajes.
Mi padre se sienta en una esquina, con la cabeza entre las páginas de un viejo periódico y sujetando una minúscula taza de café. Lleva la chaqueta de paramédico desabrochada, bajo esta la camiseta de Westville, el equipo de fútbol americano del pueblo.
¡No! ¡Hoy tienen partido! No me desagrada el deporte, pero detesto los partidos del equipo.
Dicen mi nombre cada vez que anotan.
Y es vergonzoso que todo el pueblo se ponga en esas.
Parece concentrado a más no poder, estrecho los ojos en su dirección con desafío. ¿De verdad la conversación es tan importante? Se ve tranquilisimo tomando su café, además este debe ser de los pocos descansos que le ofrece el trabajo. Tal vez pueda irme sin que se dé cuenta.
No.
Lo que vamos a hablar es importante, no puedo posponerlo.
Pero ¿y si pongo la excusa de la diarrea?
Ya eso me funcionó una vez... no quiere decir que lo haga una segunda.
Aprieto los puños y suspiro resignado.
Me acerco a mi padre a paso ligero, esquivando un grupo de médicos que trasladan a una niña en silla de ruedas. El corazón me retumba en el pecho, expectante. Lo observo revolver el café y tomarlo a sorbos.
Arrastro la silla frente a él lo suficiente para sentarme.
—¿Y eso qué visitas a tu viejo al trabajo? —pregunta cariñosamente. Pasa una página del periodico con ayuda de un poco de saliva. Espero a qué diga algo más.
Rasguño un portavasos de corcho que encuentro en una cajita, lo hago girar entre mis dedos.
Se supone que me esperaba para charlar.
Oh, no.
¿Qué planeas, Lukyan?
Si es algo malo, te juro que te dejo de recomendar libros eróticos.
—Mi amigo quería un tiempo a solas, ya sabes que quedó hecho mierda por la pelea.
Uh, estoy muerto.
¡Dije una mala palabra frente a mi padre!
Fuerzo una sonrisa, mis labios se sienten tirantes. El sí me da una verdadera, que no llega a sus tristes ojos. Le doy un breve repaso, de los puños de su chaqueta manchados de café a la barba desaliñada que cubre sus mejillas.
Ay papá, ojalá descansaras un poco.
Fuerzas tanto tus capacidades.
—Tu trabajo ha aumentado con los meses, no duermes mucho en casa —sigo hablando, mi mente da vueltas y vueltas para encontrar algo creíble para decir. —Creo que es bueno que conversemos, como padre e hijo —espero que esas palabras se escuchen con sentido.
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¡Un rival de otro planeta!
Science FictionUn emo que no soporta que hagan chistes de su corta estatura, un gobernante de una galaxia destruida y una serie de sucesos que los llevarán al fin del mundo. Cuando una noche una alta figura se cuela en su patio trasero y West descubre que no solo...