5| El consultorio portátil

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Estaba a punto de cruzar uno de los pasillos principales de la escuela cuando ví a Naomi secándose los ojos con los dorsos de sus manos, Lorenzo -nuestro compañero "el graciosito"- estaba a su lado, tratando de calmarla, al parecer

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Estaba a punto de cruzar uno de los pasillos principales de la escuela cuando ví a Naomi secándose los ojos con los dorsos de sus manos, Lorenzo -nuestro compañero "el graciosito"- estaba a su lado, tratando de calmarla, al parecer.

El muchacho me pilló viéndolos y le contó a la pelinegra. Ella corrió hacia mí.

-¡West! Perdóname por enojarme, enserio -dijo Naomi con lágrimas en los ojos y tomándome de las manos. -De seguro te terminaste enfermando por mi culpa...

Sonreí ante sus disculpas y le pregunté:

-¿De verdad crees que es por tu culpa? -mi tono era de incredulidad, ella no tenía idea de mi estrés postraumático, pero me sorprendía que pensara que yo me había enfermado por su culpa.

Sus ojos se abrieron un poco más de lo normal y asintió, su boca formaba un puchero.

A veces parece un gatito.

Posee una mano en uno de sus hombros y la miré a los ojos.

-No fue por ti, solo empecé a vomitar y no paré durante todo el día de ayer, me tomé un medicamento y listo, no más vómito -le comenté con una sonrisa mientras apartaba la mano de su hombro. -Por cierto, discúlpame, te traté de una forma muy fea.

-Está bien, West, de seguro estabas comenzando a enfermarte -dijo comprensivamente.

Hay gato encerrado.

Esto no es normal.

Me golpeó fuertemente un hombro y agregó en un tono calmado, pero aterrador:

-No saldrás tan bien parado la próxima vez.

Tragué saliva en seco y asentí rápidamente.

Nota mental: No responderle mal a Naomi, se puede salir herido.

-¡West! Me alegra que ya estés bien, Naomi estaba muy preocupada por ti -dijo Lorenzo avanzando hacia nosotros a paso desgarbado. Sonreía.

¿A este todo le divierte o qué?

-Si, como digas -murmuré. Suerte que ninguno de los dos me escucho.

-¿Qué decías? -preguntó nuestro compañero confundido.

Me escogí de hombros y revisé mi reloj.

Faltan 5 minutos para que empiece la clase.

-Voy tarde, ¡ven, Naomi! -le hice un gesto de despedida a Lorenzo y jalé a mi amiga del brazo, ella se despidió efusivamente con la mano del graciosito.

Rodé los ojos.

Ese Lorenzo es demasiado amable.

No confío en él.

¡Un rival de otro planeta!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora