26| ¡Al fin! ¡Una fiesta de verdad!

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Jules en multimedia.

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-¡West! ¡¿Tanto quieres emborracharte?! -cuestiona divertida Naomi

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-¡West! ¡¿Tanto quieres emborracharte?! -cuestiona divertida Naomi.

Trae el cabello alborotado por la carrera en la que la metí en contra de su voluntad, pero no parece importarle. Suelto su muñeca tras cruzar la calle y encaminarnos hacia el complejo de apartamentos de Malai.

Lo único que le importa es contarle a mamá mis vicios falsos.

-Necesito valor para correr desnudo por el pueblo a las 5 am -replico alzando los hombros, una sonrisa maliciosa aparece en mis labios.

Actor, actor de primera que soy.

A decir verdad esa no es la razón, pero no puedo sencillamente cortarle lo que pasa. Se pondría furiosa, tal vez me aplicaría la ley del hielo.

<No puedes alejarte de Naomi> -la voz de Lorenzo se cuela en mis pensamientos, lo que me hace bufar por lo bajo.

<Si ambos fueron marcados tienen que estar juntos, terribles cosas pueden pasar si su vínculo se quiebra o están alejados>

-No te atreverías -me reta imitando mi sonrisa y dándome una palmada en el hombro. -Lukyan te vería...

Más razones para hacerlo.

Desde que entramos a la preparatoria es recurrente que en las fiestas haya este tipo de retos. Se suele incluir a todos los invitados, pero muy pocos eligen la opción de correr. Está esa o bucear en el pantano contaminado.

-Nada mal -saboreo las palabras y muerdo mi labio inferior.

-¡Además de tener una cordura cuestionable, eres nudista! ¡Con razón no le agradas a mi madre!

Ser amigo de Naomi está bien, que su madre te ame es avaricia.

-Ella es abogada, yo un futuro criminal. Nuestra relación está destinada al fracaso... -paro de hablar cuando por poco choco con alguien, Naomi me frena e intercambiamos miradas de extrañeza.

La persona está en medio de la acera como si nada. Viste un traje de lentejuelas rojas y trae el cabello recogido con dos coletas bajas.

-¿Nos dejas pasar? -pregunto a la vez que toco su hombro para que voltee.

Un hombre de cejas gruesas y barba bien cuidada me repasa con la mirada.

-Eres lindo, pero lo siento cariño, no cederé mi puesto.

¿Puesto? ¿Estamos comprando en la cafetería, acaso?

Inclino mi cabeza hacia un lado y ahí es cuando veo la fila. Decenas de personas envueltas en elegantes atuendos esperan para entrar al complejo. Me siento pequeño en mi lugar. Todos se ven fabulosos, con sus peinados elaborados, sus botas de piel. Soy un gato andrajoso y ellos unos pumas elegantes.

¡Un rival de otro planeta!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora