1| Un inoportuno encuentro

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¿No les ha pasado que detestan a alguien y no saben por qué?

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¿No les ha pasado que detestan a alguien y no saben por qué?

Si les ha pasado los compadezco y si no, creo que tienen la mayor suerte del mundo.

Esa persona en cuestión puede hacer que cualquier actividad a su lado parezca un infierno, y no miento, es que su voz, su forma de caminar y hasta el ruido que hace al comer puede resultar molesto.

No estoy hablando de ninguna anécdota estúpida de alguien más o algo así, hablo de algo que me ha estado pasando durante unos cuantos años, ese algo llamado Lukyan Vólkov.

Lukyan es el típico molestoso del salón. Grosero con todos, violento y prepotente. Él es todo lo que está mal en mi vida. Y no es que se dedicara a molestarme, de hecho, ni sabía de mi existencia.

Si, eso suena un poco mal, ya que no lo conozco en sí, pero me cae mal y sabemos que eso no es fácil de remediar.

Piensen en esa persona que les cae mal, ¿verdad qué es molesto pensar en esa persona?

Pues, ya me entienden....

Suspiro y me dejo caer en la cama, escribir en las notas de mi celular me desahoga de cierta forma, pero me estaba quedando dormido.

Cierro los ojos durante unos segundos, pero mi momento de paz y tranquilidad es interrumpido por algo chocando con mi cabeza.

¿Eso es Juego de tronos?

—¡Ah! —me quejo del dolor. Y levanto mi zona golpeada para mirar al molesto ser que me acaba de lanzar eso a la cabeza.

Levanto el libro y, en definitiva, es Juego de tronos.

¡Ese libro pesa un montón!

—¡¿Quieres matarme?! —le grito a la persona en cuestión.

Mis ojos grises chocan con unos ojos negros y un ceño fruncido.

—¡Ven a cenar! —exclama mi hermana mayor desde la puerta, sin dejar de verme con el ceño fruncido. Ella puede ser mi hermana, pero quiero que le caiga excremento de paloma en la boca.

Ojalá le pase.

Y no, no la odio más que al zarrapastroso de Lukyan, sin embargo, es igual de molesta que él.

Lanzo un grito de frustración y busco unas sandalias.

No las encuentro a la primera.

Ruedo los ojos y me agacha para buscarlas debajo de la cama.

Están allí, pero, tengo que estirar mi brazo al máximo para sacarlas.

Otro grito de mi hermana hace que rechine los dientes.

Esta no es mi noche.

Bajo las escaleras arrastrando los pies, no tengo ganas de levantarlos.

Suspiro pesadamente antes de entrar al comedor, mi familia, compuesta por mi hermana mayor, mi hermano mayor y mis padres, deja su tema de conversación y encuentra otro más interesante, yo.

¡Un rival de otro planeta!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora