Atención: este especial es un complemento a Lane y a Lorenzo como personajes, creí necesario escribirlo porque ellos dos tendrán un papel importantisímo en los capítulos siguientes. Disfruten <3
Lane
—Debe comer algo, joven —muerdo el interior de una de mis mejillas con fastidio, podría recitar de memoria las típicas frases de las enfermeras. He pasado noches, semanas enteras en hospitales, en camillas removiendo mis estremidades de dolor, escuchando lo mismo, una y otra vez.
Preguntan, se preocupan por tu bienestar, incluso más que tu propia familia.
No puedo decir que eso me agrade.
—Esos huesos no sanarán si no los alimenta bien —insiste la enfermera con una ternura vomitiva. Posada en el marco de la puerta, luce como un ángel. Y no estoy hablando de los ángeles idealizados, hablo de los siempre vigilantes, los alertas a cualquier movimiento, con ojos en todas partes.
Hago una mueca de indiferencia, rogando internamente por que se vaya.
Mi deseo se cumple a los pocos segundos cuando el chirrido de la puerta me indica que la enfermera ha dejado la habitación. Mis únicos acompañantes son las suaves vibraciones de la bomba de oxígeno, el tik tak del reloj de pared y los mismos recuerdos macabros quedándose sin cuerda de tanto repetirse.
Giro el cuello hacia la ventana, la que de inmediato es poseída por el viento. El vidrio tiembla sin control, hasta el punto que casi deseo que ceda ante este y una de sus partes acabe con todo mi sufrimiento.
Pero, de pronto me siento arrepentido de pensarlo. Sin mi ayuda Lukyan y West no podrán burlar al ejército de Indile. Ni hacer tratos con las demás razas extraterrestres en caso de necesidad. Además, prometí colaborar con la búsqueda de Jules. Ser copiloto de la nave.
Aún soy necesario.
Aún puedo ser alguien.
Y no quiero.
Una punzada en el costado hace que tense la mandíbula, los ojos se me llenan de lágrimas de lo repentina y fastidiosa que es. Como un relámpago encendiendo el cielo nublado, causando disturbios en los corazones de quien lo observa. Busco consuelo en las finas sábanas que cubren mis huesos, en que el dolor que siento está amortiguado por químicos, en que podría sentirme peor. Estar peor.
¿No es eso invalidar mis emociones?
¿Importa en realidad cómo me siento luego de los crímenes que he cometido?
Cobré una vida por miles.
Una vida que me dio la vida.
Y a la vez me la estaba arrebatando de las manos.
—Vaya, qué traumatizado te ves —otra vez mi paz es interrumpida. Intento controlar mi respiración e ignorar la fuerte presencia que cubre la habitación al completo.
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¡Un rival de otro planeta!
Ciencia FicciónUn emo que no soporta que hagan chistes de su corta estatura, un gobernante de una galaxia destruida y una serie de sucesos que los llevarán al fin del mundo. Cuando una noche una alta figura se cuela en su patio trasero y West descubre que no solo...