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Me giré rápidamente y mi jefe se encontraba sin camisa, solamente con un short deportivo.

Realmente tenía un buen cue...

Génesis, compórtate.

Tienes que demostrarle lo profesional que eres, es tu primer día y no debía arruinarlo.

-Señor Lazcano, buenos días- Salude.

-Buenos días, Génesis- saludó entrando a la cocina, tomó el batido y se lo tomó.

-No entiendo ¿por qué se lo toma?- pregunté curiosa.

Dejo de beberlo y lo puso sobre la mesa.

-No creo que le haga falta ¿Esta enfermo?- pregunté.

El sonrió y de una forma real o al menos algo dentro de mi decía.

-Sonreíste, es la primera vez que lo haces y me refiero de una forma... sincera- admití- Mi madre solía decirme que el alma se puede ver a través de una sonrisa- No entendía porque le había dicho eso, tenía que controlarme más.

-¿Qué quieres decir?- preguntó curioso.

-Qué mostraste un poco de tu verdadero ser, bueno debo de irme ¿quiere que lo espere afuera?- pregunté un poco nerviosa.

-Deja me cambio y nos vamos juntos- dijo.

-Claro- dije con una sonrisa nerviosa.

Al llegar a la empresa, Salude a Flor con una sonrisa la cual me devolvió.

-Buenos días, señor Lazcano- dijo Flor.

-Buenos días- Saludó- Flor, quiero que le expliques a la señorita Montero como me gusta que manejen mi agenda- dijo dirigiéndose al elevador.

Seguí a mi jefe, me volvería su sombra.

Las puertas se abrieron y distinguí a Sebastián saludando a todo el mundo.

Realmente era muy carismático.

Los empleados al mirar al jefe se pusieron modo robot, tan serios.

-Buenos días, señor Lazcano- saludaron a coro.

Sebastian me guiño un ojo.

-Hola, socio- saludó a su amigo- Al parecer, Génesis conseguiste el trabajo- dijo con cierto humor.

Sonreí.

-Así que no me queda más que darte la bienvenida, bienvenida a la empresa Lazcano donde creo que podrás encontrar lo que estabas buscando- Este hombre era tan carismático, Nunca había conocido a alguien como él.

-Muchas gracias, Señor Avaló- dije con una sonrisa.

-Hay, dime Sebastián no me gusta que me digan señor, siento como si estuviera muy viejo- dijo con humor.

Asentí.

-Sebastián, quiero que vayas con Alma y supervises como van los nuevos diseños- Dijo Emmanuel.

-Claro que si, suerte pequeña- dijo.

Mi día estaba comenzando y me sentía de una manera extraña, no sabía si eso era algo bueno o malo.

Flor me indicó como manejar la agenda y otras cosas que según ella la secretaria perfecta debía de saber.

-Iré a prepararle un café al señor- dijo levantándose de su silla.

-Si quieres yo sé lo preparo- dije levantándome.

-¿Sabes hacer café?- preguntó curiosa.

Asentí.

Cambiando mi destino  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora