-Me imagino que no fueron cosas buenas lo que le dijo, Génesis- dijo Emmanuel.
Mi tía se rió.
-¿Le gustaría tomar un café?- le preguntó mi tía.
-Claro.
Él se sentó al lado mío.
-Deberías de invitar a Hugo, conociendo a mi tía te hará un interrogatorio y lo siento-dije, mientras pasaba un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.
El asintió.
Salió de mi casa y a los minutos se encontraban ambos sentados en la pequeña sala.
Mi tía regresó le tendió una taza a Emmanuel y él la tomó.
-Muchas gracias, señora...
-Lucrecia Montero- Emmanuel y mi tía se estrecharon la mano.
Mi tía se dio cuenta de la presencia de Hugo.
-Qué descortés soy ¿Le gustaría beber algo?- Hugo negó con su cabeza.
-Así estoy muy bien, gracias señora- mi tía asintió.
-Mi sobrina no le ha dado problemas ¿verdad?- preguntó mi tía.
Emmanuel sonrió.
-No muchos, ella es muy buena en lo que hace- dijo Emmanuel.
-Ella siempre ha amado la moda, de hecho tiene una carpeta llenó de diseños.
-¿En serio?- preguntó curioso.
Mi tía asintió.
-Su sueño es tener su propia empresa y espero que algún día, cumpla ese sueño- dijo mi tía.
-¿Tú propia empresa?- preguntó Emmanuel curioso.
-Es uno de mis sueños, ese y estudiar en Milán- admití.
Él asintió.
-Milán es hermoso, ahí termine mis estudios y creo que te gustará.
Sonreí.
Mi tía no dejaba de sonreír.
No sé cuánto tiempo pasó pero me quede dormida y sentí que alguien me cargaba en sus brazos.
Estaba tan cansada que no quería abrir mis ojos.Sentí un colchón y que me estaban cubriendo con una sábana.
-Descansa, Génesis- No quería que esa voz se fuera porque me hacía sentir segura.
Como si algo dentro de mi supiera que era la persona correcta.
La persona correcta para mí.Al día siguiente me desperté.
Muerda, llegaría tarde a mi trabajo.
Con mucho cuidado me levante, me dirigí al baño y tome una relajante ducha.
Me puse un vestido veraniego y unos tacones, tendría que aguantar este dolor.
Solo esperaba que mi jefe, no me regañara.Al llegar a la oficina, Salude a Natalia.
-El señor Lazcano está en su oficina y trae un humor- murmuró.
Lo que me faltaba.
-Entonces, le prepararé un té- dije con una sonrisa.
Ella me sonrió.
-Espero que pronto, me pases la receta de ese café dulce que preparas.
Asentí.

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Cambiando mi destino
RomansaCreemos que podemos planear todo pero el destino es quien hace de las suyas y nos lleva a donde nunca pensamos llegar. De hecho, a veces la vida te hunde en un pozo y luego te eleva hasta las nubes. Pero eso me hizo ser quien soy ahora. Debemos cree...