Capítulo 7

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Jin caminaba por los pasillos de la escuela mirando hacia todos lados, disimuladamente, sin siquiera aceptar ante él mismo que llevaba todo el día buscando al chico que lo hizo dormirse con una sonrisa en el rostro la noche anterior. Por supuesto también hubo arrepentimiento y cargo de conciencia, pero no sabía que hacer, le gustaba Namjoon. Él jamás había tenido una aventura de una noche y si la tuvo con ese chico fue porque de verdad sintió una fuerte atracción. Sólo esperaba ser correspondido y poder esperar a que Namjoon cumpliera la mayoría de edad y terminaran la clases para poder concretar algo con él.

Entró al salón dónde le correspondía dar la siguiente clase y se sorprendió al encontrar ahí a Namjoon con sus amigos. Sabía que ese era el curso de Jungkook pero por lo general era el menor quien iba dónde los mayores y no al revés.

Carraspeó un poco y adoptó su papel de profesor.

- Buenas tardes chicos. Se acabó el receso así que vayan a su aula. Jungkook, tú siéntate en la silla por favor, no en la mesa - sin darles una segunda mirada, se giró hacia la pizarra para comenzar a escribir el tema del día, mientras los demás alumnos ingresaban en el salón.

Se sorprendió cuando sintió el más suave toque en su pierna. Namjoon fue tan disimulado que nadie notó que dejó algo en el bolsillo del profesor al pasar por su lado. Incluso Seokjin lo hubiese dejado pasar de no ser porque le guiñó un ojo cuando le devolvió la mirada.

Cuando los alumnos mayores ya estaban fuera, Jin sacó de su bolsillo un pequeño chocolate con un post-it pegado en el. La notita no decía nada, pero tenía dibujado un pequeño corazón.

El pelinegro dió toda su clase con una sonrisa boba en el rostro. Hablar de genes recesivos y dominantes, nunca había sido tan interesante. Se sentía como uno más entre los adolescentes.


(***)

-¿Se puede saber que te pasa?

-¿A quién? ¿A mí? - preguntó Jin tontamente apuntándose con el dedo índice.

-Si a ti, estás en la luna, por favor dime qué no tiene que ver con Kim Namjoon.

Hoseok lo miraba de manera intensa, como si con eso pudiera ver la verdad a través de los ojos de su amigo y en verdad podría hacerlo. Por ese motivo Jin decidió enfocar su mente y concentrarse en su amigo.

-No, estás loco, ¿porque andaría en la luna por un niño con problemas de personalidad?

Al mirar mejor a Hoseok, el pelinegro notó que se veía cansado y también se fijó en que ya eran las nueve de la noche, habían cenado y Yoongi no había aparecido por ahí y tampoco había visto a su amigo contestar alguna llamada de su novio, lo que era bastante inusual.

-Hobi, ¿por qué mejor no me cuentas qué pasa contigo? ¿Donde está Yoongi?

Y en ese momento el pelirrojo suspiró profundamente, dispuesto a expresar todas sus preocupaciones. Solo necesitaba que Jin le preguntara para soltarse. Confiaba en él, a pesar de que el chico había sido amigo de su novio antes que suyo.

-Jinnie creo que Yoongi me engaña.

-¡¿QUÉ?! Eso es imposible, él te ama.

- Ha estado trabajando hasta tarde las últimas dos semanas. Hace unos días estaba hablando por teléfono en susurros en la habitación y cortó inmediatamente apenas me vió entrar. Y lo que me confirma su engaño es que ayer me dijo que se había quedado hasta tarde nuevamente porque lo estaban presionando con una canción, pero mientras se duchaba le entró un mensaje que decia "me divertí contigo hoy, la próxima vez usamos mi tarjeta para no levantar sospechas"

Hoseok recitó el mensaje de memoria como si lo hubiese repetido muchas veces en su mente y al terminar de hablar se soltó a llorar, apoyando la cabeza en las piernas de Jin, quien le acariciaba el cabello sin saber que más hacer. La verdad Yoongi tenía todas las pruebas en su contra y ni siquiera Jin sabia como apelar a su favor en este caso.

Al día siguiente ambos profesores tuvieron que cubrir sus ojeras ya que habían hablado hasta la madrugada. Sobre todo cuando Yoongi jamás apareció ni llamó y Hobi terminó durmiendo en la casa de Seokjin.

Entraron saludando rápidamente a los profesores y se dirigieron a sus casilleros. En menos de cinco minutos sonaría el timbre y ellos debían dar el ejemplo, estando puntuales y listos para cerrar la puerta en la cara de los estudiantes. Aún así la prisa no impidió que Jin se fijara en el pequeño envoltorio rojo sobre su escritorio. Otra vez un chocolate con una notita adhesiva donde había un pequeño corazón dibujado.

Jin tuvo ganas de suspirar sonoramente y abrazar el preciado chocolatito en su pecho. En cambio lo llevó rápidamente a su bolsillo y salió camino a su primera clase como si no hubiese pasado nada.

Al final de la jornada estaba desanimado nuevamente, tenía ganas de ver a su alumno favorito, pero apenas tuvo un vistazo de él en la cafetería.

Iba caminando por los pasillos con la mirada en el piso cuando fue jalado bruscamente hacia el descanso de las escaleras. Y sin darle opción siquiera a quejarse, sus labios fueron atacados por los del chico que llevaba volando su mente desde aquel sábado en un club nocturno.

Y aunque en un principio tuvo intención de negarse poniendo sus manos en el pecho del contrario, al final fue dejándose llevar por esa boca demandante y tomando la camisa del menor en sus puños, correspondió el beso de la misma forma apasionada. Era peligroso, pero muy tentador.

Enséñame lo prohibido [NAMJIN] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora