Capitulo 11

2.1K 303 18
                                    

Jin estuvo tratando de mantener su mente ocupada. Evaluando trabajos y haciendo sus clases en modo automático, es difícil entender que un chico ocho años menor haya jugado de esa forma con él y con su mente, bueno hoy esa brecha se acorta a siete años y convierte a Namjoon en mayor de edad oficialmente. Sin embargo, ya no es importante, tan solo días antes, Seokjin había estado anhelando esta fecha. Miraba constantemente el calendario en su celular y en su escritorio, marcando un corazón imaginario alrededor de ese "12 de septiembre", ahora que llegó, solo espera que llegue la medianoche y olvidarse de ese maldito chico.

Cuando terminaron las clases, Jin se dirigía a paso rápido por el pasillo, estaba cansado y el calor que hacía no ayudaba mucho, al parecer nadie había avisado al clima que se acercaba el otoño. El flequillo se le pegaba a la frente y con fastidio usó sus manos para peinarlo hacia atrás.

Tenía tres montones de exámenes sin revisar sobre su escritorio, pero los metió de forma desordenada en su bolso y murmuró un adiós a los profesores que se encontraban en el salón, enfocados en sus propios asuntos.

Él prefería terminar su trabajo en casa, vistiendo simplemente bóxers sueltos y una camiseta holgada mientras bebía cerveza helada.

Y exactamente así se encontraba dos horas después, cuando  la puerta sonó con tres golpes provocando que el lápiz se deslizara sobre una respuesta haciéndola ilegible para poder corregirla.

-Maldita sea, como sea esa chica de nuevo...

Murmuraba Seokjin mientras caminaba a su puerta, pensando en la nueva vecina que no reaccionaba a sus evasivas y sutiles rechazos.

Pero cuando abrió la puerta lo primero que vió fueron unas zapatillas deportivas blancas que reconoció, ya que habían estado varias veces colocadas en su entrada de forma despreocupada, subió un poco la mirada encontrándose con pantalones negros que abrazaban unos perfectos muslos que habían servido de almohada mientras veía películas, siguió subiendo la mirada hasta encontrarse con una pequeña sonrisa adornada de hoyuelos, nariz pequeña, cabello desordenado y ojos de cachorro.

-¿Que haces aquí?- preguntó el profesor mientras sus nudillos se volvían blancos sujetando la puerta.

-Es mi cumpleaños - respondió Namjoon con una sonrisita infantil.

- Ok ¿y eso a mí debería importarme o algo así?

-Vamos Seokjin, no seas así - Habló el menor mientras entraba un poco en el departamento del maestro.

-A ver Sr. Kim, creo que se está equivocando aquí, soy su maestro y no corresponde que esté molestándome en horario fuera de clases y menos en mi hogar. Lo que necesite decirme que sea referente a la asignatura, lo hablamos mañana en la escuela.

-Auch, eso dolió. Con que así se siente un trago de mi propia medicina.

A pesar de las palabras del mayor, Namjoon no cambió su expresión inocente. Invadiendo un poco más el espacio de Seokjin, lo tomó por la cintura y sin siquiera pensarlo chocó sus labios con los del contrario, en un moviendo rápido.

En una reacción natural, Jin abrió la boca para comenzar a corresponder el beso, su lengua se encontró con la de Namjoon en un toque suave y húmedo. Y sin darse cuenta comenzó a avanzar de espaldas, adentrando más al joven dentro del departamento. Pero un pensamiento racional dentro de la bruma del deseo se hizo presente y colocando sus manos en el pecho de Namjoon, lo empujó con un poco de fuerza, haciendo al menor trastabillar.

-¡Que demonios Namjoon! ¿Crees que esto es un juego?

Jin pasó su mano por su boca tratando de alguna manera de borrar el sabor dulce de los labios de Namjoon sobre los de él.

-Me gustaría que fuera un juego, no sabes cuanto me gustaría, pero no lo es.

La voz de Namjoon salió casi en un susurro. Como si decir eso lo torturara.

-Lo siento Namjoon, pero no. De todas maneras tú tenías razón, salir contigo sería demasiado problemático. Ahora, por favor retírate.

Fue hasta la puerta manteniéndola abierta para Namjoon, pero el joven estudiante no se movió. Se quedó plantado en medio de la sala con la vista clavada en el suelo y los puños apretados al costado.

-Por favor, maestro Kim, permítame quedarme, no lo molestaré, lo prometo.

Y Jin se odió a sí mismo, se odió tanto porque con un largo suspiro de cansancio, cerró la puerta y advirtió al joven.

-Puedes ver televisión con el volumen bajo, seguiré trabajando - y sin más se dirigió nuevamente a la mesa para continuar corrigiendo exámenes.

Cincuenta minutos exactos habían pasado cuando Jin, levantó la cabeza para mirar al chico que seguía sentado en la misma posición, las manos apoyadas en sus muslos y la vista al frente, aunque la televisión estuviera apagada. Se preguntó qué tan desdichado podía ser un adolescente para pasar su cumpleaños así, en vez de disfrutar con sus amigos o su familia, pero no le tomó mayor importancia, después de todo, no era su asunto para meterse.

Otra media hora pasó cuando Seokjin por fin terminó con todo lo que tenía que hacer. Eran las 9 de la noche, así que solo tenía en mente una buena comida, una ducha caliente y su cama cómoda. Se levantó para despedir a Namjoon, pero no supo que hacer cuando lo vió aún sentado en el sofá, con lágrimas cayendo silenciosamente por su mejilla.

Con pasos lentos avanzó hasta poder sentarse a un lado del castaño y tocó su hombro suavemente llamando su atención.

Pensaba en hablar con él, ofrecerle un poco de contención, pero no se imaginó jamás a Namjoon estrellándose en sus brazos, sollozando ruidosamente.

Fue poco lo que pudo sacar de esa extraña situación, ya que aunque preguntara, Namjoon solo decía cosas raras, repetía una y otra vez que estaba cansado y que su cumpleaños no importaba, que su vida había acabado hace tres años, cuando tenía 15.

Cuando sintió que el menor se había calmado un poco, intentó levantarse, pero los fuertes brazos de Namjoon le rodearon la cintura, impidiendo que se pudiera apartar.

-Shhh tranquilo Namjoonie, iré a cocinar algo. Puedes ir a bañarte y tomar ropa del closet. Yo te voy a cuidar esta noche.

Habló suavemente, esperando  que el menor asintiera y cuando por fin escuchó el agua correr en el baño, bajó corriendo a la tienda que estaba en frente de su edificio, usando las escaleras en vez del ascensor.

Solo pudo conseguir unos muffins de chocolate, pero definitivamente servirían.

Tan rápido como salió, volvió a su apartamento. Namjoon seguía en el baño, así que aprovechó para comenzar a cocinar algo sencillo, algunas verduras salteadas con carne y fideos. 

Estaba sirviendo los platos, cuando Namjoon se asomó a la cocina, luciendo adorable con su camiseta con el estampado de una tierna alpaca en el centro y un short deportivo gris.

-Ya está casi listo, dame tu ropa para meterla a lavar y así la puedas usar mañana.

-Si, gracias sr. Kim.

Se giró para ir por su ropa, pero Seokjin lo volvió a llamar.

-Tranquilo Namjoon, soy solo Jin para ti. Es una ofrenda de paz por el día de hoy.

Namjoon asintió tímidamente, sonriendo sin enseñar sus dientes. Y Jin quiso gritar y tirarse el pelo porque Dios como le gustaba ese adolescente.

Cuando terminaron la rápida pero aún así deliciosa cena, Jin fue rápidamente a la cocina y volvió con un plato con helado decorado con un poco de crema y un muffins con una sola vela.

Le cantó por su cumpleaños y por segunda vez en la noche vio los ojos del joven brillando por las lágrimas, solo que esta vez una enorme sonrisa las acompañaba.

Enséñame lo prohibido [NAMJIN] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora