Memorias.

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Había sido sedado, no podían controlarlo; desconfiaba de todos a su alrededor y se aferraba al cuerpo de Roy Smith como si aún fuese su hermano. Curaron sus heridas y procuraron que no tuviese ningún hueso roto, solo contusiones superficiales.

Volkov había pedido que sus oficiales se marcharán, Greco insistió en quedarse y solo volver a su puesto si los inspectores le necesitaban. Allí estaba, sentados en la sala de espera, con café de máquina reposando en la mesita frente a ellos.

Ya habían pasado por esto un par de veces, y la verdad no era algo que les preocupaba, Conway solía salir de sus regresiones tarde o temprano; mientras que alguien estuviese allí para contenerle, no era grave. Pero tenían malas noticias, y este Jack no estaba tan curtido como para afrontarlas.

Gafas oscuras, traje negro, andar seguro. Freddy en recepción y pidió ver a la directora.

- Agentes –asintió en forma de saludo cuando paso por su lado y desapareció hacia las oficinas.

- Tiene cargos hasta por asesinato –comentó Volkov por lo bajo.

- Le salvo la vida también –sonrió divertido Rodríguez-. Hay que aceptar las cosas como son.

Lo vieron salir de la oficina a los pocos minutos, con una carpeta café en sus manos. Se acercó a ellos, sentándose al otro lado.

- Mi trabajo es con el cadáver –admitió sin esperar preguntas Trucazo-, pero me quedaré para lo que necesite Conway.

- ¿Qué estaban haciendo? ¿Cómo Roy llevó allí a Conway?

Freddy se quitó las gafas y dejó lo papeles sobre la mesa.

- Seguiamos pistas, todas ellas inútiles. Conseguimos dos que eran prometedoras. Una misma hora, pero a kilómetros de distancia; era lo único que teníamos para atraparlo. Si ambos tomábamos una, perderíamos una oportunidad a cambio de proteger nuestras vidas. Decidimos arriesgarnos.

- ¿Qué había en la pista que siguió usted? –interrogó Greco

- Nada. Para cuando intente comunicarme con Jack, ya no me respondió.

- Roy dijo que sabía dónde iría Conway, porque le conocía –rememoró.

- Un hijo de puta muy inteligente –sonrió Freddy de medio lado-. Y lo peor, es que logró su cometido.




Despertó con un dolor de cabeza insoportable, sintiendo que el mundo a su alrededor no era tan real. No había heridas de balas aparentes en su cuerpo, toda la atención médica había sido para su cabeza.

Se sentó sobre la camilla, tratando de reacomodar sus recuerdos en algo que tuviese sentido.

- Roy...

Las camas a su alrededor estaban vacías, nadie más se encontraba en esa sala. Sus pies se aventuraron al frio suelo; su ropa no estaba por allí, tendría que acostumbrarse a la vestimenta hospitalaria.

La gente se paseaba por fuera de aquella puerta doble sin prestar atención. Detuvo a una enfermera que alcanzó a verte intentando salir.

- ¿Dónde está mi compañero? –la apresuró, sin dejarla emitir palabra.

- Señor, vuelva a su cama, le informaremos de...

- ¿Sabe con quién está hablando? ¡¿Dónde está mi compañero?! No haga que llame a mis superiores –amenazó a la chica.

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