Celda de silencio.

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Freddy a la izquierda, Conway a la derecha. Sus rostros cubiertos, sus miradas atentas a las señales del otro, la tensión de mantenerse en el mayor silencio posible. Había música, una fiesta pequeña al parecer; la situación parecía sonreírles. Los caídos eran pocos, pero se trataba de tiempo.

Agradecían la amplitud de la mansión, permitiéndoles tirar uno a uno de sus objetivos y adentrarse poco a poco. Jack señalo adelante y Fred avanzó, mientras el otro cubría su espalda.

Llegaron hasta las escaleras doble, la habitación a la derecha de la entrada era donde se concentraba más la gente. Sus miradas, a través de pasamontañas, acordaron que este era el momento.

Pero entonces, la música fue silenciada. El primer pensamiento fue pánico, creyendo que los habían descubierto, prepararon el armamento pesado en sus espaldas. Un repetido murmullo entre los presentes les informo de la situación; "La policía". Conway, con el índice sobre sus labios, pidió a Freddy guardar silencio y mantenerse ocultos en las sombras.

La mafia estaba mucho más asustada que ellos y comenzaron a posicionarse en torno a la entra y la salida, con armas largas y máscaras. Las balas no tardaron en reventar cristales y volar en todas direcciones. Los agentes del CNI estaban bien posicionados en cuestiones de seguridad, pero la policía entraría tarde temprano y los confundirían con uno de ellos.

En medio de los ensordecedores disparos, optaron por comunicarse por radio.

- Putos polis de mierda. ¿Cómo salimos ahora? –interrogó Trucazo, con su arma listo para salir a matar o morir.

- Cargándonos al resto. Están asustados, desprotegieron su espalda –tranquilizó Jack, asomando apenas su cabeza para mirar la escena.

- ¿Y luego? La casa está rodeada.

- No vamos a matar agentes. Quizás podemos escapar luego de que no haya nadie en la casa –dijo, volviendo a su posición y asegurándose de tener cargadores suficientes.

- Básicamente me dices que lo dejemos a la suerte, ¿No?

- Básicamente.

Luego de un conteo, salieron de su escondite a la señal pactada. Era cierto lo que pensaba Conway, estaban demasiado atentos a los alrededores de la casa como para darse cuenta que el enemigo estaba en su sala. Desprotegidos e ignorantes de lo que pasaba, fueron cayendo uno a uno. Si tenían un segundo para pensar, creerían que fue la policía quien mato a sus compañeros; pero luego aparecían estos sujetos vestidos de negro y disparaban sin más a sus frentes.

El enemigo más peligroso estaba dentro, no fuera, donde podían verle. Era casi poético.

En cuanto se dieran cuenta de que nadie respondía a sus disparos, entrarían; era el protocolo. Los agentes del CNI, sin mediar palabras, caminaron codo a codo hacia la parte de atrás de la casa. Tenían que buscar una salida, un hueco por donde desaparecer.

Pero entonces, escucharon el golpe a sus espaldas de la puerta principal. Freddy miró atrás, y Conway lo tomó del brazo para que continuara con él hacia las habitaciones de invitados en la planta baja. La puerta de atrás también cayó y las botas de los traje geo sonaron como tambores en el blanco suelo.

Vieron por el pasillo en que corrían una ventana, una salida despejada hacia la piscina. Estuvieron a punto de cruzar el patio y saltar hacia abajo, cuando escucharon la advertencia de un policía a sus espaldas, un acento particular.

- ¡CNP! ¡MANOS ARRIBA!

Mientras sus pensamientos buscaban una respuesta a este acertijo, Jack notó que la mano de Freddy seguía sobre el gatillo.

- Guarda el arma –susurró a su compañero, y este lo hizo-. No respondas ninguna de sus preguntas.

- ¡SILENCIO Y DENSE LA VUELTA! –gritó Volkov.

Siguieron la segunda orden con cuidado, levantando sus manos, Pero Conway continuo.

- No desobedezcas ni insultes. No des información tuya ni afirmes nada. No hables con ellos.

Entonces, Jack tranquilizo a los agentes, mostrando sus manos vacías y bajándolas con cuidado hasta su pasamontañas. Volkov ya lo sabía, lo vio en sus ojos y también vio cómo se negaba a creerlo, fingiendo.

Destapó su rostro y Freddy le siguió.

No hubo órdenes, pero las armas de los agentes fueron bajadas. El estado de euforia se desplazó. El silencio lleno el lugar, como si hubiese muerto alguien. Greco se llevó una mano a la cabeza, despeinando su cabello. Volkov no podía moverse o dejar de mirarle a su superior.

- Te dije que te mantuvieras al margen –repitió Conway, con algo más de culpa que de rencor.

- Espósenlos, nos los llevamos –ordenó Rodríguez a los agentes.

El viaje a comisaria se hizo en silencio. Greco busco hablar con Volkov, hacer un simple comentario; el ruso le suplico que guardara silencio. Conway no dijo palabra, y sabía que su compañero seguiría la misma premisa. No había estado en una celda en años, era extraño para él y para todos los que lo conocían. Le quitaron todo, aunque eso no era lo que le preocupada.

- ¿Por qué tan tranquilo? –preguntó Trucazo, quien no podía dejar de dar golpecitos con su pie en el suelo.

- Freddy, cuando estas cosas pasan, de los últimos que tienes que preocuparte es de nosotros.

- Se pondrá feo, ¿Cierto?

- Quien se ensucie de mierda, tendrá que desaparecer.

- ¿Inocente o culpable?

- Eso da igual, solo importa guardar el secreto.

Freddy calmo su golpeteo, se sentó a un lado de Jack en la cama y se dejó caer hacia atrás hasta que su cabeza se apoyó en la blanca pared. Suspiró y miró al frente, hacia el policía que colocaba sus cosas en cajas.

- Ya no tenemos el control –dijo Conway-. Suelta el volante y deja que todo pase.

- Tengo que volver a preguntar, ¿Cómo te mantienes tan tranquilo?

Jack sonrió amargamente. Por su costado vieron a los comisarios pasar, hacia las oficinas de arriba. Preparaban un interrogatorio, pero ni siquiera eran capaces de voltear a verle en una celda.

- Estoy muriendo de miedo por dentro, porque no hay nada que pueda hacer –dijo sincero. 

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