Una noche en Madrid.

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Raquel's POV:

La noche era fría, habían descendido brutalmente las temperaturas. Estaba en la cama, y Sergio en la mesa de la furgoneta, pensando en cómo redirigir el atraco, los chicos se habían metido en líos y Gandía estaba desatado, los quería muertos. Y además Nairobi estaba bastante mal.
S- Deberías de dormir.
Yo- Tú también.
S- Yo tengo que buscar la manera de ayudar a Tokio y los demás. Además Nairobi está mal.
Yo- ¿cómo les vas a ayudar? Llevas días en vela tienes que dormir.
S- No necesito dormir. Pero tú sí deberías hacerlo, me voy con Marsella al banco de España, tengo que ver si todo está bien.
Yo- Pues voy contigo.
S- No. -escuchamos unas sirenas a lo lejos.
Yo- Mierda. -cogimos lo imprescindible y salimos corriendo lo más rápido que pudimos. Pero no fue suficiente.
Él corrió sin darse cuenta de que me habían cogido, me encerraron en una furgoneta blindada y dieron varios disparos al aire, supongo que para que pensara que le habían matado.

Después de unas largas horas estábamos en Madrid, me llevaron hasta las carpas que tenían montadas.
Me entraron vestida como una militar, con un pasa montañas para que no me reconocieran, ya dentro me las quitaron para que mis antiguos compañeros vieran quien era.
Nada más entrar la vi a ella, la mujer que hacía tanto tiempo me había robado la cabeza, el corazón y la vida.
No pude no sentir nostalgia, los recuerdos me golpearon fuertemente.
Me acerqué a paso lento hacia ella y Tamayo. Ella asintió con una sonrisa en la cara.
A- ¿Te lo puedes creer? -dijo señalando su barriga de embarazo.- Yo embarazada... ¿quién lo iba a decir eh?
Yo- Enhorabuena.
A- Gracias. -Me llevaron a la parte trasera de la carpa y me sentaron esposada de pies y manos en una mesa. Me pusieron delante unas fotos de mi madre y mi hija y mis informes.
A- Setenta. Con lo que hay en esos informes, cuando salgas de la cárcel tendrás setenta años. Paula cuarenta, y tú madre habrá muerto hace tanto tiempo que ni si quiera podrás visitarla en la tumba.
Yo- Déjalo, no hace falta que sigas, la petición de años corresponde al fiscal, no a ti. Y la instrucción al juez. -Ella se quitó su abrigo y se sentó frente a mí.
A- Pero sabes de sobra que el fiscal y el juez trabajan con lo que ponga en estos informes y aquí puede poner lo que yo diga. ¿A ti qué te gustaría que pusiera?
Yo- No sé dónde está el profesor, ni lo que va a hacer.
A- ¿No puedes pensar? ¿El amor te ha nublado la razón?
Yo- El plan tiene este tipo de cortafuegos. Y esto no tiene nada que ver con el amor.
A- Por su puesto que sí, pero piensa. En la cárcel el amor cae por un grifo abierto, se vacía a toda velocidad. En dos meses está seco. Dos meses de sufrimiento o otra la vida en la cárcel...
Yo- Ni en siete reencarnaciones entenderías la naturaleza de nuestro amor. -dije con soberbia.
A- Déjame que te explique cuál es la naturaleza de vuestro amor. Uno en Soto Del Real y el otro en Cádiz. Esperando a que os concedan un Vis a vis al año y eso con suerte. Porque si no cogemos a tu amado, no lo vuelves a ver en la puta vida. A si que elige entre eso, o llegar a tiempo de ser la madre de tu hija.
Yo- ¿Me estás intentando manipular emocionalmente Alicia?
A- Te estoy diciendo la verdad. Como he hecho siempre... Dame la mano. -dijo extendiendo la suya.- Dame la mano. -se la di y comenzó a acariciar mis nudillos con su pulgar. Ambas sentimos un escalofrío inevitable al volver a sentir el tacto de la piel de la otra. Pero ella trató de disimularlo y yo hice lo mismo.- ¿Cuántos enamoramientos has tenido que hoy te parecen la vida de otra? -la miré unos segundos y traté de soltarla pero continuó sosteniendo mi mano.- Lo mismo te vas a pasar con este. Y lo sabes. -la solté y la miré con rabia.

Nos mantuvimos la mirada unos segundos, la mía era de rabia, la suya despreocupada.
A- Sergio Marquina. Frialdad emocional, narcisismo compulsivo, timidez patológica, rasgos psicopáticos... Una joyita vamos...
Yo- Un informe hecho sin entrevistas al sujeto por un perito de carril. Pero te aseguro que es mucho más divertido de lo que pone ahí.
A- Chupi. -dijo riendo.- Claro, un psicópata puede ser divertidísimo. Luego está tu perfil.
Yo- Ah. ¿Qué pasa con mi perfil?
A- Pues que eres la cuidadora que se engancha a este tipo de cabrones. Los idealizas y poco a poco te vas haciendo más y más pequeñita a su lado. Después te utilizan y te manipulan. ¿En qué momento renunciaste a tu instinto, inspectora? ¿Fue antes de que el profesor entrara en tu vida? Porque Alberto... te daba palizas... ¿Qué hace este para humillarte?
Yo- Primero usaste el alzahimer de mi madre y ahora la violencia de género.
A- Dime que no estás repitiendo un patrón, dime que en algún momento la cabeza no te ha hecho click y te ha dicho ¡cuidado! Que este tío puede ser un hijo de puta. Dime que no es cierto. -en ese momento varios recuerdos y discusiones con Sergio llegaron a mi mente, quizá Alicia tenía razón... Trataba de sacar esa idea de mi mente.- ¿qué ha hecho este tío por ti? ¿Se iría a buscarte a una isla con su madre y con su hija? ¿Te seguiría en un plan que fuera idea tuya? ¿Alguna vez... has sido tú la protagonista? Una... ¿o has ido siempre detrás de él como un perrito? -le quité la mirada llevando mi vista a otro lado.- Te lo advertí con Alberto, era un cabronazo. Y te digo lo mismo con este. Y la pregunta que te hago es muy sencilla Raquel, ¿te mereces pasar treinta años de tu vida en la cárcel por un payaso con careta? -Ella se levantó y salió unos minutos dejándome pensando.

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