Un amor tan grande.

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Alicia's POV:

Yo- Venga, un poco más que se ve la cabeza. -Raquel se quejaba y lloraba, Lana estaba a punto de nacer. Por capricho del destino quiso que naciera el día del cumpleaños de Paula.- Venga amor empuja.
R- Joder... joder no puedo...
Yo- Venga Raquel has tenido a una puedes con otra vamos.
Doc- Ya sale, un último empujón. -Raquel soltó un quejido casi animal y dió el último empujón, nuestra hija acababa de nacer.
R- Dios, es preciosa. -la tomo en su pecho y me coloqué a su lado, le era imposible contener la emoción que tenía en el cuerpo.
Di un beso a Raquel y nos miramos sonrientes.
R- Es tan bonita como tú.
Yo- Es preciosa. -tras limpiar y hacer la revisión a la pequeña, dejaron entrar a Paula a verla.
P- Mamá, mami, ¿esa es Lana? Es preciosa. -Paula acarició con cariño y sumó cuidado la cabeza de su hermana.- ¡Este es el mejor cumpleaños del mundo! -dijo muy emocionada.

Un año después.

P- ¡Mami! Ya van a llegar los titos.
Yo- Lo sé cariño, trae a tu hermana Lana para cambiarla. ¡Raquel!, ¿has terminado?
R- Voy voy voy, me faltan los postres, aún no han llegado. -en ese momento sonó el timbre.- Yo voy. -Era el primer cumpleaños de Lana y el cumple de Paula, Raquel quiso invitar a la banda. Supuse que serían ellos, terminé de cambiar a la pequeña y bajé con ella.
Efectivamente eran los chicos, entre besos, abrazos y felicitaciones a las peques entraron a la casa. Mariví y Raquel se habían encargado de decorarla, muchos arcoíris y unicornios a petición de Paula.
Dejé a Paula saludando a los chicos y fuí a poner comida a comisario. Unos meses antes me había contactado Azucena diciéndome que iba a irse de viaje y que si podría devolvérmelo ya, o si lo dejaba con algún conocido suyo. En conclusión me dijo que si volvería en algún momento a por él, no lo dudé ni un segundo y cogí un vuelo exprés a España. Pasé unos días con Azucena, a la cual era siempre un gusto visitar, pese a su edad tenía más viveza que muchos jóvenes. Tras dos días cogí a mi bola de pelo y regresé a Australia. Desde entonces prometí que no me volvería a separar de él, se adaptó muy bien a la familia, los niños lo amaban y Raquel también, aunque no lo admitiera para molestarme.

Almorzamos todos juntos y llegó el momento de los regalos, el mejor de todos.
Lana recibió ropa y muchos peluches, era muy pequeña y no se esteraba demasiado, pero no paraba de mover sus manirás y reír.
El regalo estrella era para Paula, según Raquel, llevaba desde que tenía uso de razón pidiendo un perrito, y yo, sin el permiso de Raquel, lógicamente, adopté un pequeño Yorkshire. Tenía a penas tres meses y habían encontrado a su camada abandonada, a si que no lo pensé y adopté a uno, Mariví había sido mi cómplice y pidió a una vecina de la que se había hecho muy amiga que nos lo cuidara dos días, hasta el día del cumpleaños. Salí con la excusa de ir a buscar algo al coche y volví con una caja con un lazo. Raquel me miró muy extrañada.
Yo- Paula, este regalo es de mamá, de abuela y mío, ¿vale? -Raquel trataba de descifrar que era ya que no recordaba haber comprado ningún regalo más, lo veía en su mirada, estaba completamente descolocada tratando de descifrar que podría haber metido en la caja.
Paula quitó el lazo y la taba que estaba bastante suelta para que le entrara oxígeno y chilló mucho de alegría al verlo.
P- ¡Mamás, abuela, sois las mejores! -corrió a abrazarnos y a abrazar a su abuela. Raquel me estaba fusilando con la mirada a si que me esperaba la bronca que me caería después.

La pequeña cogió al cachorro con delicadeza y ternura.
P- Es el mejor regalo del mundo, te vas a llamar Aika.
Yo- que nombre tan bonito, ¿dónde lo has aprendido?
P- En el cole, la profe de japonés dice que significa canción de amor, como las que le gusta poner a mamá en la radio. -la pequeña rió y enseñó a sus "tíos" al pequeño animalito, se la veía feliz y llena de ternura. Raquel me hizo un gesto con la cabeza que me indicó que la siguiera a la cocina.
Entramos, cerró la puerta de esta y me miró.
R- ¡¿Cuando pensabas contarme que trajiste un perro?!
Yo- Ahora...
R- ¡Alicia! Ya tenemos a Comisario ¿y si se llevan mal?
Yo- Comisario es tranquilo, no le hará nada.
R- Ali, te dije que vale a traer a tu gato porque sé cuánto lo amas, pero un perro no es una opción.
Yo- Pero mírala, si lo ama.
R- Ay dios ¿qué voy a hacer contigo?
Yo- Oye es un cachorro, no crecerá mucho y enseñará a Paula a tener responsabilidades como darle de comer.
R- Tenias que habérmelo dicho.
Yo- Bueno, ya no se lo podemos quitar, está súper feliz.
R- Joder... somos seis personas, un gato y un perro en la misma casa.
Yo- Mudémonos, no tenemos que vivir para siempre con tu madre, he estado mirando aquí cerca unas casas enormes, están a unos tres minutos andando.
R- ¿me estás vacilando?
Yo- ¿cómo te voy a estar vacilando? -Raquel intentó hacerse la fuerte y ocultar la sonrisa que estaba a punto de escaparse.- Deja de hacerte la dura y dame un beso, anda.

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