Alicia's POV:
Nos despertamos temprano, teníamos que conseguir un vuelo a España y escondernos en cualquier lugar para conseguir sacar a la banda de la fábrica.
R- Alicia, iremos en el helicóptero militar de Marsella.
Yo- Tardaremos el doble que en avión.
R- No tenemos muchas más opciones.
Yo- vale vale, vamos.
R- Llegaremos por la tarde y les sacaremos por la noche.
Yo- Vale. -nos subimos al helicóptero y despegamos.Tras una hora comencé a sentirme mal, y aún faltaban tres de vuelo. De repente noté que me empapaba, parecía que me hubiera orinado encima. Me dolía mucho el abdomen y comencé a sentir contracciones dándome cuenta de lo que estaba pasando.
Mierda, pensé... joder ahora no.
R- ey, ¿todo bien? -dijo acercándose a mí.
Yo- Bueno, cómo decírtelo... creo que el bebé quiere nacer. -su cara cambió por completo.
R- No me jodas Alicia, ¿estás de coña?
Yo- Que más quisiera... he roto aguas... -soltaba quejidos incallables.
R- Porfesor hay que ir a un hospital ¡ya!
Yo- Ni de coña, si nos ven estamos muertos, todos.
R- ¡¿y qué coño piensas hacer?! -Raquel se alteraba por momentos.
Yo- Necesito que estés relajada Raquel. -me desaté el cinturón y traté de ponerme en pie.
R- ¿qué haces?
Yo- Abrir la camilla.
R- Marsella ayúdame. -abrieron una camilla plegable y me ayudaron a subirme en ella.- Respira calmada...
Yo- Tienes que mirar si he dilatado.
R- Pero... uf... Alicia yo no sé...
Yo- Joder Raquel que tú ya eres madre.
R- Sí pero no es lo mismo... uf...
Yo- Toma, busca en google qué tienes que hacer. -dije dándole mi móvil.- ¡ah! Mierda. -las contracciones eran más fuertes.
R- Marsella déjanos solas. -él se fue a la parte del piloto con el profesor.- Te voy a quitar la ropa, para ver cuánto has dilatado.
Yo- Vale... -rápidamente me sacó los pantalones y cogió una regla.
R- Cinco centímetros.
Yo- Joder...
R- Parece que llevas dilatando desde anoche. Respira calmada, esto puede durar hasta diez horas. -el resto de horas de vuelo las pasé muy a dolorida, las contracciones no cesaban y en ala cuatro horas solo había dilatado dos centímetros más.El profesor y Marsella nos dejaron en el gran helicóptero a las afueras de Madrid. Ellos tenían un coche que los llevaría hasta la fábrica.
S- Nos vamos a por los chicos, llevaremos en unas horas.
R- Yo me quedo con Alicia. Si la cosa se complica la llevaré al hospital.
Yo- Ni de coña.
R- No es una pregunta. En cuanto traigáis a los chicos nos vamos cagando leches.
M- Vale. -se fueron dejándonos solas.
R- Venga Ali, que ya llevas siete centímetros y medio.
Yo- Ahg... ¡joder! Como duele coño. -agarró mi mano en señal de fuerza.
R- Te quedan unos tres centímetros, eres Alicia, tú puedes coño.
Yo- Joder Raquel, no pienso tener mas hijos. -dije para amenizar la situación. Mi respiración era cada vez más agitada.- yo creía que los dolores de anoche eran por los dulces.
R- ¡¿tenias dolores desde anoche y no me lo habías dicho?!
Yo- Como coño le iba a imaginar que iba a ser por esto.
R- Joder Alicia no tienes remedio. -las horas pasaban, cuando conseguí los mueve centímetros de dilatación habían pasado casi diez horas desde la mañana, los demás debían de estar al llegar.Yo- Joder joder, las con... contracciones ahggg
R- ¡Díez centímetros! Vale... vale vale vale... -escuché como venía un coche a toda hostia.- Mierda. -Raquel cogió un arma y salió corriendo a mirar.- Falsa alarma, sin los chicos. -volvió a entrar rápidamente y se arrodilló ante mis piernas, las cuales estaban cubiertas con una sábana.- Venga Ali que ya viene.
Yo- ¡joder! -La primera en entrar fue Tokio.
T- No me jodas... -dijo al ver el panorama.
R- Tokio ayúdame, que los demás no entren por aquí, que vayan a la parte de delante con el profesor y Marsella. -estábamos en la última parte del helicóptero, aunque más que un helicóptero era un pequeño avión militar, está zona era para heridos y estaba separada de las demás por una puerta de hierro.
T- Vale vale. -esta del fue corriendo supongo que a avisar a los demás. Tras unos minutos volvió con unos guantes y cerró la puerta.- Ya estamos todos, vamos a despegar.
R- Vale, ayúdame aquí. -Tokio cogió mi mano y se paró a mi lado.
T- Cuando te diga, empuja ¿vale? -pese a que no le caía bien, fue muy amable y en esa situación se lo agradecía. Estocolmo no tardó en entrar.
E- Lisboa, ponte a su lado, yo me ocupo.
R- Gracias. -Raquel tomó mi otra mano.
E- Ahora, ¡empuja! -ahí estaba yo, con Raquel y dos atracadoras ayudándome a parir.
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CATARSIS
RomanceMe hace sentir huracanes en el estómago. Catarsis, simbiosis, orgasmos... Es mi veneno, pero mi único antídoto. Sus ojos son el delirio en el qué pasaría el resto de mis días, como si de ese modo, la realidad fuera a doler menos. Esta historia trat...