Precisamente los días pasaron rápidos y sin complicaciones, hoy iríamos a buscar a Paula y estaba extremadamente nerviosa.
Me desperté antes que ella, se la notaba cansada. Acaricié su rostro y me quedé unos segundos mirándola.
Yo- Buenos días. -dije cuando vi que iba despertando.
A- Buenos días.
Yo- ¿cómo has dormido?
A- Mejor que el resto de noches, hoy Ibiza no se ha despertado tanto.
Yo- lo he notado. -dije con una sonrisa.
A- Hoy recogemos a Paula, ¿no?
Yo- Sí.
A- Estas nerviosa. -afirmó.
Yo- No la veo desde hace más de lo que me gustaría,
A- ¿Cómo iremos?
Yo- Marsella nos hará el favor de llevarnos a recogerla y después a Indonesia, será un viaje largo y pesado.
A- Valdrá la pena.
Yo- Y que lo digas. -con mi dedo índice acaricié su abdomen. Me acerqué a besarla cuando interrumpieron el beso tocando en la puerta.
A- Pase. -era Marsella.
M- Estoy listo, nos vamos cuando queráis.
Yo- Nos vestimos y salimos. -nos dimos una ducha y nos vestimos rápidamente, cogimos un par de frutas y nos montamos en su helicóptero militar, el cual había sido nuestro único transporte estos días.Subí carcomida por los nervios, eran dos horas de vuelo hasta donde estaban y a mí no me quedaban ni uñas que morderme.
Alicia iba tranquila, miraba por la ventana mientras cargaba a Ibiza el cual iba plácidamente dormido. Mirarla me traía paz y felicidad, estaba jodida, me había enamorado de Alicia, en realidad, nunca había dejado de estarlo.
Ella se percató de que la observaba y me miró.
A- ¿qué pasa?
Yo- Te admiro. -Ella achicó los ojos y extendió una de sus manos ora tocar la mía. Yo suspiré, estaba tranquila por primera vez en mucho tiempo. Me hizo un gesto para que le sentara a su lado, el cual obedecí.
Me senté a su lado y cogí a Ibiza. Ella apoyó su cabeza en mi hombro mientras observábamos al pequeñín.El viaje se nos hizo sorprendentemente corto. Nada más llegar baje corriendo y me lancé a los brazos de mi madre y de Paula, ambas me esperaban ansiosas, no pude evitar soñar un par de lágrimas de mas al verlas.
Alicia bajó unos segundos después.
M- Alicia... -dijo mi madre sorprendida al verla. Me sorprendía que la recordara.
A- ¿cómo está Mariví?
M- Pues de maravilla, ¿y ese bebé?
A- Ibiza, mi hijo...
M- Dios te lo guarde Alicia, es precioso. -Alicia le dedicó una sonrisa sincera.
P- ¡Ali! -dijo Paula muy eufórica al verla. Alicia me cedió a Ibiza y Paula se enganchó a ella como un Koala.
A- ¿cómo estás peque?
P- Muy contenta, la abuela me ha hecho estas trenzas.
A- Te quedan muy bien. -ver ese lado tierno de Alicia con Paula me llenaba de ternura y emoción.
P- ¿Puedo ver al bebé?
Yo- Claro cariño. -nos agachamos para estar a su altura y Paula observó a Ibiza.
Tas unos mi tíos de charla, Marsella nos hizo señas para volver a marcharnos.
Yo- Mamá, tenemos que irnos, ¿estarás bien?
M- Tranquila cariño, me he hecho amiga de las vecinas, este sitio es maravilloso.
Yo- Llámame. -la abracé fuerte y dejé caer un par de lágrimas.Tomé la mano de Paula y volvimos a subir a ese helicóptero, esta vez camino a una nueva vida.
Subimos al avión, el viaje duraría más de un día.
Me senté con Paula y en frente Alicia, que dejó a Ibiza en la cuna portátil al lado de su asiento.
Se puso a leer unos periódicos y yo me sumergí en la lectura de un libro que había dejado a medias, mientras paula jugaba con una consola.
Las primeras dos horas pasaron tranquilas, pero un quedaba un largo viaje.
P- Mamá ¿queda mucho?
Yo- Un poco cariño, ¿quieres comer? He comprado tu pizza favorita.
P- ¡Bien! -estuvo comiendo la pizza hasta que se hartó. Y decidió echarse la siesta, la arropé con una de las mantas que había y Alicia y yo nos dispusimos a comer la comida que habíamos llevado, para después ella dar el pecho al bebé.
Yo- Te ya sentado bien la maternidad.
A- ¿tú crees?
Yo- ajá.
A- Entonces ¿ya no soy una hija de puta?
Yo- No lo sé, dímelo tú.
A- Hay cosas que nunca van a cambiar... -término de dar el pecho al bebé y este se durmió profundamente.
Que dichosa la vida de los bebés, solo comían y dormían. Era maravilloso.
Yo- Yo no creo eso, todos cambiamos. -ella resopló.- ¿dudas?
A- ¿cómo no...? Esto es abrumador, no pensé que el embarazo y la maternidad me fuesen a transformar.
Yo- Cuando tienes un hijo, todo cambia. De pronto tienes algo que perder.
A- Ya...
Yo- Yo voy a estar contigo siempre que lo necesites, no lo dudes. -Ella me sonrió sincera. Me levanté de mi asiento y me senté a su lado para acurrucarme con ella.
A- ¿cómo se tomará Paula esto? -dijo mirando a la pequeña dormida.
Yo- ¿esto?
A- Ya sabes... que me vaya a vivir con vosotras.
Yo- Le encantará. Le caes bien.
A- Pues menos mal... -cerré los ojos unos segundos sin darme cuenta de cuando me quedé dormida.
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CATARSIS
RomanceMe hace sentir huracanes en el estómago. Catarsis, simbiosis, orgasmos... Es mi veneno, pero mi único antídoto. Sus ojos son el delirio en el qué pasaría el resto de mis días, como si de ese modo, la realidad fuera a doler menos. Esta historia trat...