Azucena.

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Yo- Estás loca... -dije riendo.
R- Loca, pero iría al puto fin del mundo por ti.
Yo- Joder tía, me metes en unos líos.
R- ¿Entonces?
Yo- Diré que han pillado y buscaré la manera de irme.
R- Sí ¡sí!
Yo- Si en dos días no estoy ahí es que me han pillado, salir cagando leches.
R- Vale...
Yo- Adiós.
R- Ali... te quiero... -tras decir eso colgó el teléfono sin darme opción de responder. Llamé a Tamayo para que entrara.

T- ¿Dónde coño están?
Yo- No me lo ha dicho. La han pillado, está secuestrada.
T- puto Sergio de mierda.
Yo- Era él el que quería hablar conmigo. Pero no me ha dicho mucho, se ha pasado el rato restregándome como la hemos cagado.
T- Que hijo de puta más listo.
Yo- Lo siento Tamayo, pero yo no puedo seguir aquí con todo el agobio estando a punto de parir.
T- Alicia...
Yo- Una vez me dijiste que tenía que irme y tenías razón.
T- Pero eso...
Yo- Tenías razón Tamayo. Necesito vacaciones. Baja por maternidad.
T- Bueno... supongo que tienes razón. Cuando te sientas bien puedes volver, ya lo sabes.
Yo- Ajá...
T- Y si te enteras de algo... o tratan de comunicarse contigo. Dínoslo.
Yo- Por supuesto. Eso está hecho. -y sin más recogí todas mis cosas y me fuí a mi casa, a tratar de pensar qué coño iba a hacer. La oferta era tentadora, pero trabajar en el equipo del gafapasta no me parecía demasiado apetecible.

Llegué a casa y me tiré en la cama.
Yo- Comisario... te voy a tener que dejar con Azu... -él me respondió con un simple maullido.- estarás mejor con ella que conmigo. -Mi vecina era una anciana amante de los gatos, cuando Germán estaba vivo venía todos los domingos a tomar café a casa, siempre se llevaron bien y siempre quiso mucho a Comisario.

Tras pensarlo unos segundos cogí al gato su comida y sus cosas y me acerqué a casa de Azucena, así se llamaba. No la veía desde la muerte de Germán, perdimos completamente el contacto.
A- Ali, ¿a qué se debe tu visita? ¿Cómo llevas el embarazo?
Yo- Bien, verás. Tengo un viaje... bueno, no sé cuándo voy a volver. Me preguntaba si querrías quedarte con comisario.
A- Ali estás muy pálida. ¿Quieres un cafecito?
Yo- Se lo agradecería. -Azucena me recordaba a Germán, siempre me decía que era como una madre para él, la única familia que le quedaba a parte de mí. Siempre nos quiso mucho. Cuando Germán murió, lo pasó realmente mal.
A- Aquí tienes cariño, y alegra esa cara. -sonreí vagamente.- ¿A qué se debe tu angustia?
Yo- a la vida...
A- Anda alegra esa cara, vas a ser mamá. Dime qué te atormenta. ¿El amor? Germán querría que fueras feliz Alicia. -desde luego esta mujer era bruja.- Ali, no te atormentes por problemas sin sentido, solo tienes esta vida para disfrutar. Mírame a mí, una vieja que ha vivido al cien por cien su juventud. Tú también puedes.
Yo- Yo ya estoy mayor.
A- ¡Mayor estoy yo! Que estoy vieja. Tú estás joven, en la flor de la vida. Vete Ali, lucha por ello sin miedo. Es lo que Germán querría. -le sonreí y le di un abrazo.

Salí de su casa tras dejarle a comisario y tomarnos el café. Esa señora siempre me había tratado bien. Había vivido al cien por cien su vida y ahora solo quería disfrutar del resto.
Raquel era una cabrona muy lista, mi plan era ir a verlos, decirles que ya no estoy con la policía, coger todos mis ahorros e irme a tomar por culo, unirme a la banda no era una opción. Me fuí a dormir pensando en todo, realmente no sabía que hacer.

Compré el primer billete a Praga, era para la madrugada del día siguiente.
Pasé el día en casa escuchando música y atiborrándome a comida basura, por la noche recogí mis cosas en una pequeña maleta y me fuí a dormir, por la mañana me desperté temprano para ir al aeropuerto. Subí a ese avión pensando como coño habían conseguido convencerme para ir con esa panda de locos.
Las casi tres horas de vuelo las pasé incómoda en ese minúsculo asiento, escuchando como el señor que se sentó a mi lado trataba de ligar conmigo y contarme sus problemas a partes iguales. No le interesaban ninguna de las dos cosas.
En cuanto aterrizó y nos lo permitieron bajé rápidamente, recogí mi maleta y cogí el coche que había alquilado.
No tardé demasiado en llegar. Aparqué el coche unos metros antes de llegar al lugar exacto y avancé caminando por ese frondoso bosque.

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