Mamás.

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Terminamos algunas copas entre charlas sin importancia. En ese momento ninguna iba completamente sobria.
R- ¿bailas? -me dijo extendiéndome la mano. Había varias personas ya en la pista de baile del local.
Dudé sobre qué decirle pero al fin y al cabo merecíamos un rato de diversión.
Cogí su mano y asentí dirigiéndonos a la pista.

Bailamos varias canciones, en la última Raquel y yo estábamos muy pegadas, ella cogió mis manos sin parar de moverse contorneó con ellas su cuerpo. La pequé a mí intentando contener el calor que me recorría por dentro.
Ella rozó nuestros labios e intento alejarse, pero cogí su mano y la volvía pegar a mí. Sin que se notara acarició mis pechos por encima de la tela. Cogió mi mano y me guió hasta el baño.
Entramos en el cubículo y atacó mis labios.
Con el beso aumentó rápidamente la temperatura y no tardó en desabrochar mi pantalón y volar su mano entre mi ropa interior. Yo me sostuve en las paredes del baño mientras ella con torpeza debido al alcohol introdujo sus dedos en mí. Trataba de callar los gemidos con su boca para que no nos escucharan.

Llevó su pulgar a mi clítoris haciendo que sintiera más placer y con su mano libre acarició mis pechos por debajo de la camiseta.
Tras unos minutos noté como mi cuerpo se tensaba y los músculos de mi vagina se contraían, ella también lo notó por lo que aumentó la velocidad haciéndome llegar rápidamente al orgasmo, mordió mi cuello y sacó sus dedos de mí.
Tardé unos segundos en recomponerme y está ver fuí yo la que la pegó a la pared.
Me agaché y bajé su pantalón, rozando su entrada con la punta de mi lengua, ella clavó los dedos en las paredes de ese baño haciéndome saber que no aguantaba más.
Pasé mi lengua por sus pliegues y sin avisar metí mis dedos en ella, haciendo que gimiera de placer.
Fuí aumentando la velocidad mientras mi lengua jugaba con su clítoris proporcionándole un placer extra.

No tardé en notar cómo estaba a punto de llegar rápidamente al éxtasis, aumenté la velocidad haciendo que se mordiera una de sus manos para no gemir y que llegara al éxtasis por completo.
Retiré mis dedos de ella y me acerqué a besarla, nos limpiamos un poco y decidimos irnos a casa.

Nada más llegar vimos a Marsella em el sofá viendo la tele.
M- Paula ha querido dormir en su cuarto e Ibiza no se ha despertado. Pero Paula me ha dicho que quiere que le deis el beso de buenas noches.
Yo- Gracias. -subimos a la habitación y Raquel dió un beso a Paula. Yo entré a la ducha cuando noté unas manos recorriendo mi espalda.
Me giré y Raquel atrapó mis labios con los suyos, esta vez sin ninguna connotación sexual, simplemente nos saboreábamos con ternura.
Tras un largo rato entre caricias, salimos de la ducha y nos pusimos el pijama.
Me acosté de espaldas a Raquel y esta me abrazó.

Hacía mucho tiempo que no sentía ese sentimiento de protección. Que querer a alguien recíprocamente y no querer perderle nunca... cuando mi marido murió, ya me lo esperaba, me lo habían avisado y me convencí a mí misma de que era algo que pasaría tarde o temprano. Esa herida aún estaba abierta, por mucho que quisiera a Raquel, necesitaba que cicatrizara.
No tardé en dormirme. Y me despertó el llanto de Ibiza, me levanté para darle el pecho y cuando se hartó de volvió a dormir.
Al girarme vi a Raquel mirándome.
Yo- ¿te he despertado?
R- Tranquila.
Yo- por la mañana se irá Marsella, si quieres dormir mejor te puedes quedar en su habitación. -dije sincera, aunque no lo pareciera me sabía mal despertarla todas las noches, ella ya había vivido eso cuando Paula era un bebé.
R- Tranquila. -dijo con una sonrisa.
¿Cómo podía ser así? Con esas sonrisa, enfrentándose a la vida después de toda la mierda que había vivido.
¿Cómo después de todo aún le quedaban fuerzas?
Nunca la vi como alguien débil, pero tampoco pensaba que tuviera esa fuerza interna que me había demostrado estos últimos días.

Estaba dispuesta a ser ella la que sanara mi herida, a ayudarme aún sabiendo cómo era... Simplemente me maravillaba, me sorprendía y me dejaba sin palabras. No sabía cómo actuar en ocasiones. Yo tenía un carácter muy fuerte e incluso difícil de entender.
Pero parecía no importarle, parecía quererme con lo bueno y lo malo, con todo, sin buscar defectos.
Me preguntaba si de verdad merecía a alguien así después de todo el daño que había causado.
R- ¿Ali? -dijo viendo que me perdí en mis pensamientos.
Yo- Tenía la cabeza en otro lado. -dije saliendo de mi trance y volviendo a acostarme en la cama.
R- Me he dado cuenta. -dejé un tierno beso en mis labios y se acurrucó en mi pecho.

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