Capítulo 2

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 —AL menos el café es bueno aquí.

La suntuosa voz masculina tenía un toque de carácter áspero en ella. Eunbi levantó la vista de su móvil y...

¡Dios!

Eso era él. El chico caliente en el que se había fijado nada más entrar en la cafetería. Era alto y de alguna manera se lograba ver crudamente sexy, a pesar del traje gris oscuro más bien conservador y la corbata azul que vestía. Tal vez era su cabello moreno corto y grueso. O sus afilados ojos color chocolate. O su fuerte y cincelada mandíbula con la perfectamente justa cantidad de sombra.

Lástima que no tuviera ni una pista acerca de lo que estaba hablando.

—¿El café? —preguntó—. ¿A diferencia de...?

—De la conversación —dijo él—. Parecía que tu cita podría haber ido mejor.

—Notaste eso, ¿verdad? —No estaba segura de cómo se sentía por el hecho de que un perfecto extraño hubiera estado prestando demasiada atención a su cita.

—Sí. Pero solo porque estoy entrenado en notar cosas —Él le lanzó una sonrisa—. No es que sea una clase de horripilante pervertido o algo así.

—Probablemente eso es exactamente lo que diría un pervertido horripilante.

—Cierto —Hubo una chispeante burla en sus ojos—. Podría mostrarte mi insignia, si eso te hace sentir mejor.

Eunbi lo examinó más de cerca. Probablemente, esta referencia a una "insignia" significaba que era alguna clase de representante de la ley. Podía ver eso, tenía el aire fuerte de alguien acostumbrado a estar en una posición de autoridad.

—¿Por qué tengo el presentimiento de que no soy la primera mujer extraña a la que le has ofrecido mostrar tu insignia?

—Créeme, en mi trabajo, un montón de mujeres extrañas han visto mi insignia. Hombres extraños también. —Con eso, él tomo la silla que estaba del lado opuesto de su mesa y se sentó.

Ah... ¿hola? Eunbi hizo un gesto hacia la silla que justo había tomado él.

—¿Qué estás haciendo?

Él miró hacia ella como si fuera algo obvio.

—Comenzando una conversación.

—Pero ni siquiera te conozco.

—Es por ello que estoy iniciando una conversación. Empecemos con lo básico. ¿Cuál es tu nombre?

Oh, cierto. Eunbi sabía exactamente qué estaba pasando aquí. Este tipo la había visto en su cita fallida, obviamente había deducido que era soltera y ahora pensaba que era una presa fácil.

—No te voy a dar mi nombre —dijo ella.

—Muy bien entonces, que sea señorita Doe* —dijo él, sin inmutarse—. ¿Por qué no me hablas un poco acerca de ti señorita Doe?

Ella se igualó con él con su mejor mirada de "lárgate, amigo", perfeccionada después de ocho años de vivir en Seúl.

—¿Así que ahora vamos a ir con la rutina del interrogatorio del poli bueno? Qué original.

El tono de él se tornó malvado.

—Puedo fácilmente cambiar a la rutina del poli malo, si quieres.

Eunbi se defendió con rubor ante la insinuación.

—Apuesto a que esa clase de comentarios normalmente te funcionan muy bien, ¿no es así?

En Una Boda - EUNKOOK (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora