Capítulo 21

667 60 10
                                    


   PASEANDOSE por la sala de espera del piso de cirugía, Eunbi impacientemente comprobó su reloj de nuevo.

—Dijeron que la cirugía podría tomar alrededor de una hora, ¿no?

Sentado en una de las sillas que bordeaban el camino que había recorrido innumerables veces desde que habían sacado a Yeji de la sala de urgencias en una camilla, Jungkook le respondió con exasperante calma.

—No creo que incluyera todo el tiempo de pre y post operatorio. Eso lleva un tiempo.

¿Qué era ahora, cirujano? Por supuesto que podía mantener la calma. Él no tenía ovarios, y mucho menos uno torcido; el útero de Eunbi se apretó de sólo imaginar cómo se debería sentir eso. Tampoco tenía un bebé de once semanas de gestación creciendo dentro de él.

Hombres. Zopencos inútiles, la mayoría de ellos.

—Puedo ver tus labios moviéndose mientras murmuras sobre mí, ¿sabes? — dijo él.

Imagínate. Todos los zopencos del mundo y tenía que estar atrapada en esta sala de espera con el que tenía súper poderes de observación.

Echó un vistazo y vio que la observaba con diversión, sus largas piernas estiradas cómodamente delante de él. Oh... lo que sea. Bien. Así que tal vez su nerviosismo estaba poniéndole un toque de mal humor en ese momento.

En su defensa, era su hermana la que habían sacado en esa camilla, su hermana menor, su única hermana, por quien se había sentido semi-responsable desde que eran niñas. Una hermana que todavía podía recordar como una dulzura de cinco años, esperando en el porche delantero de su casa el día que Eunbi había regresado del campamento de verano después de que su madre había muerto. Podía imaginar la sonrisa enorme en la cara de Yeji cuando el coche se había detenido en el camino de entrada, la forma en que había rebotado por los escalones y había abrazado a Eunbi apretadamente y declarado que nunca jamás tenía permitido irse de nuevo por tanto tiempo. No como mamá, le había dicho.

Y ahora Eunbi estaba con los ojos llorosos y sorbiendo por la nariz.

Jungkook se puso de pie, como si eso lo arreglase.

—Está bien, Jung. Vamos.

—¿A dónde?

—Fuera de esta sala de espera —declaró—. Necesitas un descanso. Hay un Starbucks en el vestíbulo con un frappucino grande con tu nombre en él.

Ella se mofó.

—No puedo irme. ¿Qué pasa si terminan la cirugía y Soobin nos busca?

—Bueno, por suerte para ti, estás viajando con un agente del FBI. Y justo resulta que estoy en posesión de un dispositivo de última generación que permite a una persona rastrear a alguien, en cualquier lugar de esta ciudad —Jungkook sacó algo de su bolsillo y lo sostuvo en alto: su teléfono. Miró alrededor con disimulo, y se llevó un dedo a los labios—. Shh. No se lo digas a nadie. Estamos hablando de tecnología súper secreta del FBI aquí.

Ella le lanzó una mirada.

—¿Terminamos con la rutina del comediante ahora?

Él le tendió la mano, sin decir nada más. Simplemente se limitó a esperar con esa mirada exasperantemente confiada.

Con un suspiro, no valía la pena discutir, Eunbi le dejó llevarla fuera de la sala de espera. Caminaron hacia los ascensores y esperaron. Podía ver la satisfacción brillar en los ojos de Jungkook, y estaba a punto de comentarlo cuando una anciana salió de la sala de espera y se unió a ellos junto al ascensor.

En Una Boda - EUNKOOK (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora