Capítulo 11

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   —ESTOY segura de que estará aquí en cualquier momento —dijo Eunbi con seguridad.

Hani, la agente de ventas de la tienda de novias que había apretujado a Yeji en esta cita durante la hora de su almuerzo como un favor a un amigo, sonrió cortésmente.

—No hay problema.

Dada la ubicación de la tienda de novias en la calle Oak, hogar de muchas de las tiendas y boutiques más exclusivas de la ciudad, Eunbi supuso que Hani había perfeccionado el arte de decir "No hay problema" en respuesta a una amplia variedad de comentarios, preguntas y situaciones. Sin embargo, teniendo en cuenta los esfuerzos por los que había pasado la agente de ventas para acomodarlas, Eunbi se sintió mal de que Yeji llegase con retraso; lo que no era propio de ella. Miró el reloj en su teléfono, y estaba a punto de enviarle a su hermana un mensaje de texto, cuando la puerta de la tienda se abrió de golpe y Yeji se precipitó dentro.

—Oh, Dios mío, dónde está el cuarto de baño... ¡lo necesito ahora mismo! —le gritó a Hani.

Con la boca abierta, Hani señaló hacia un pasillo a su derecha.

Yeji se retiró a la velocidad del rayo.

Un momento más tarde, una puerta se cerró de un portazo en el pasillo. Después de una pausa incómoda, Eunbi se volvió y sonrió hacia Hani.

—Bueno, al menos está en la tienda ahora. Hurra, progreso.

—¿Tal vez tienes una idea de los gustos de tu hermana y podrías empezar a buscar entre los vestidos que saqué? —Sugirió Hani—. Me temo que no hay muchas opciones. Teniendo en cuenta el período de tiempo extremadamente corto que tenemos para trabajar, la única opción de Yeji es ir con un vestido de su talla que ya tengamos aquí en la tienda.

Cinco minutos más tarde, Eunbi se encontraba en un vestidor, rodeada de metros de tul, seda, charmeuse, satén duquesa y organza. Pasó a través de los vestidos que Hani había sacado para ellas y entonces se detuvo cuando llegó a un vestido de seda de un solo hombro con un corpiño drapeado que se parecía mucho al vestido de novia que había ordenado para sí misma en Seúl.

Tocó el delicado material mientras los recuerdos se apoderaban de ella; la primera vez que SeHun la había besado en los escalones afuera de su apartamento, su espontánea proposición en el Anyang Art Park, la oleada de emoción y felicidad que había sentido cuando se había probado su vestido de novia en la prueba final, apenas dos semanas antes del gran día.

Luego vino otro recuerdo, uno de traición, dolor y shock.

Eunbi agarró la percha y enfáticamente deslizó el vestido al otro extremo del perchero, fuera de la vista y de la mente. Había aprendido la lección, y ahora tenía un plan; nunca más tontas y caprichosas emociones nublarían su juicio cuando se tratara de hombres.

La puerta del vestidor se abrió. Yeji entró y se sentó en un sillón de dos cuerpos.

—Bueno, eso no fue divertido —se quejó.

Eunbi lo había notado.

—¿Nauseas matutinas? —Se sentó junto a su hermana en el sillón de dos cuerpos.

—De la tarde y de la noche, también. El médico dice que pueden suceder en cualquier momento. Yupiii —dijo Yeji, levantando su puño con fingida alegría—. En lo que va de esta semana, he tenido que salir corriendo de cuatro citas con clientes.

—¿Tuviste la primera cita con tu médico? ¿Cómo te fue? —preguntó Eunbi.

—Hice pis en un vaso, confirmaron que estoy embarazada, luego vomité en un orinal mientras una enfermera me tomaba cuatro viales de sangre.

En Una Boda - EUNKOOK (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora