Capítulo 12

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    DETRÁS del volante de su Dodge Charger, Jungkook miró como dos largas, y delgadas piernas salieron de la puerta del conductor del Mercedes Sedán estacionado a pocos metros de distancia.

Eunbi salió y la cálida brisa levantó su vestido un centímetro o dos.

Jungkook bajó su ventana, mirándola desde detrás de sus gafas de sol oscuras.

—¿Tal vez si bebieras solo un poco menos de agua?

Eunbi tiró su botella de agua hacia él, la tercera en lo que iba del viaje.

—Necesito mantenerme hidratada. Soy una chica de ciudad, no estoy acostumbrada a todo este aire fresco —Con una sonrisa que decía que podía besar su trasero si no le gustaba el sonido de eso, ella se dirigió hacia la gasolinera.

La puerta del pasajero del Mercedes se abrió, y Yeji salió con dificultad.

—Ya que paráis, yo también estiraré las piernas. —Se apoyó contra el coche y tomó unas cuantas respiraciones profundas.

Al lado de Jungkook, en el asiento del pasajero, ahora fue el turno de Soobin de intervenir.

—Buena idea. Bien podría estirarme un poco yo también.

—Tómate tu tiempo —dijo Jungkook fácilmente. Vio como Soobin trotaba hacia Yeji y ponía su brazo alrededor de ella, murmurando algo en voz baja que Jungkook no pudo oír.

Así que, esta era la historia que mantenían. Habían parado tres veces en solo unas cuantas horas, y Jungkook había oído hablar tanto de "aire fresco" y "estiramientos" que uno pensaría que sus compañeros estaban participando en algún tipo de clase de viaje de yoga en vez de un viaje por carretera.

Parecía bastante obvio que, en realidad, Yeji se sentía mareada y tenían que hacer algunas paradas para interrumpir el viaje. Por esa razón, Jungkook tenía cuidado de no quejarse de la lentitud con que viajaban hacia la casa de sus padres. Se sentía mal por que Yeji estuviera incómoda. De hecho, la vida sería mucho más fácil para todos si solo le dijeran la maldita verdad. Pero ya que al parecer ese no era plan, seguiría desempeñando su papel de hombre ajeno a todos los engaños que lo rodeaban.

Afortunadamente, estaban a menos de treinta y dos kilómetros de la casa de sus padres. La mala noticia era, sin embargo, que en unos tres kilómetros dejarían la autopista y el resto del camino sería lento, montañoso y tortuoso. Sus padres vivían en una pequeña comunidad junto al lago, y para llegar a su casa, uno necesitaba recorrer una complicada red de carreteras sin señalizar, no reconocidas por el GPS, que pasaban a través de acantilados de piedras, cañones y barrancos profundos. Para quien iba por primera vez, la casa de sus padres era difícil de encontrar, y por eso Soobin había insistido que los dos coches se mantuvieran juntos durante el viaje.

Unos cuantos minutos más tarde, Eunbi salió de la gasolinera llevando una bolsa de plástico.

—Algunos bocadillos para el camino —dijo alegremente.

Jungkook podía ver el contenido a través de la bolsa de plástico y dudaba que la botella de ginger ale y la pequeña caja de galletas saladas que Eunbi había comprado fueran para ella. Aun así, no dijo nada.

Todo era parte del pequeño baile que estaban haciendo.

Volvieron a la carretera, con el elegante Mercedes negro de Eunbi justo detrás de él.

—¿Qué crees que van a pensar de ella mamá y papá? —preguntó Soobin, mientras navegaban a lo largo del último tramo de la autopista antes del desvío.

En Una Boda - EUNKOOK (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora